¿No pain no gain? Namasté

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Hoy fui a yoga. Y me sentí feliz.

Previo a la clase de yoga, entré a una clase de box.  Te cuento:

Empecé a hacer box hace 4-5 meses porque me parecía divertido, y desestresante: ponerte las vendas y los guantes, balancear el cuerpo y calentar dentro del “ring”,  golpear el costal o las peras… Sin embargo, mi trapecio terminaba con unas contracturas enormes que se traducían en un insoportable dolor de espalda. Estaba en la preparación para el maratón de Vancouver (aquí puedes leer mi experiencia en ese maratón) y decidí dejar de ir a box porque el dolor de espalda era muy molesto para correr distancias largas los domingos. Después de dos meses de ausencia en el ring, hoy volví a ponerme los guantes. Resultado: tensión e incomodidad en hombros y cuello aún cuando solo hice 35 minutos.

 

Salí de box. Entré a yoga.

Podría hacer una descripción del tipo de yoga que da Pamela, la instructora, y de las ásanas que hicimos: sukasana, adho muka svanasana, posturas preparatorias de espalda/omoplatos para ir adho muka vrksasana, pero literal estaría hablando en sánscrito. Lo importante no fueron las ásanas, pudieron ser simples o complejas, fáciles o difíciles para los asistentes a la clase. Lo importante fue cómo la práctica de yoga me hizo sentir.

No hubo guantes, ni espacios demasiado llamativos, solo un mat, mis pies descalzos y mi mente centrada en mi cuerpo. La voz de Pam dando instrucciones, mi mente enfocada en esas acciones sutiles, pequeñas, leves, que te hacen redescubrir tu cuerpo, y te hacen sentir feliz y agradecido por conocer el camino del yoga. (Te conté que soy maestra de yoga? Aquí lo puedes leer).

Vivimos en un mundo donde correr está de moda. Ser “fit” es lo de hoy. Nos dedicamos al postureo sacando fotos que ponen de manifiesto nuestra delgada figura, nuestros marcados músculos, nuestra mejor pose, nuestro outfit más vanguardista, los sitios donde entrenamos, los kilómetros recorridos, el súper tiempo en el que logramos la distancia marcada, y todas las carreras en las que participamos… ¿Cómo vive nuestro cuerpo esta “moda” de ser fit? Nos preocupamos realmente por cuidar nuestro cuerpo en el camino de entrenar? Podría asegurar que nos preocupamos más por el abdomen marcado o el número de likes de la foto que por el bienestar genuino de nuestro cuerpo.

Hacer ejercicio no es necesariamente sinónimo de estar conectado con tu cuerpo, o ser consciente de tu cuerpo (Lee este post sobre la conciencia del cuerpo)  ¿Eres realmente consciente de los músculos que estás trabajando cuando entrenas?  ¿De lo que te hace sentir bien o no? ¿De lo que favorece a tu cuerpo y te hace estar en armonía con él? En este mundo del entrenamiento vivimos pensando “NO PAIN, NO GAIN”. Pero, ¿en serio el dolor es sinónimo de que estamos trabajando el cuerpo de la mejor manera para nosotros?

Yo hoy entré a box y cuando le expliqué a Javier (el coach) que me daba mucho dolor de espalda, me dijo que tenía que fortalecer muchísimo los músculos de los hombros y la espalda alta, porque seguramente como buena corredora, no los entreno lo suficiente. La manera de llegar a esa fortaleza muscular desde la perspectiva de Javier, es a través del box, porque eso es lo que enseña.

Hoy, en yoga, estuvimos haciendo posturas de preparación para el parado de manos, principalmente escuadras. Consiste en literalmente formar una escuadra con tu cuerpo: manos en el piso, soportando el peso del cuerpo, espalda recta, caderas flexionadas hacia el frente, piernas extendidas con los pies apoyados en la pared.  Y te prometo que trabajé más hombro y espalda alta que en box. El esfuerzo que tuve que hacer para mantener mi peso con los brazos y la espalda recta fue enoooorme! También puedo fortalecer hombros y espalda alta desde otra disciplina.

La diferencia más importante fue cómo me sentí después de un entrenamiento y otro. Salí de box con el cuello tenso, adolorido, incómoda con mi cuerpo, molesta conmigo por haber entrenado box sabiendo que no me hace sentir bien.  Estirar en yoga sin duda ayudó a liberar la tensión porque ahora mismo no podría estar sentada escribiendo.  En yoga trabajé nuevamente espalda y hombros, pero salí feliz, en paz conmigo, con mi cuerpo, contenta de lograr equilibrios, tratando de aquietar la avidez que me empuja a querer hacer todo mejor que los demás, como si siempre estuviese compitiendo con todos los que me rodean. Disfruté la clase, disfruté mi cuerpo y sus limitantes, me llevé tarea para mi práctica personal de yoga, descubrí que tengo tensión en la cadera. Fue una práctica que me hizo crecer, tomar conciencia de mi cuerpo y estar feliz. Y este sentimiento de felicidad me ha acompañado a lo largo de todo el día.

Seguro esto también te pasa a ti: hay entrenamientos con los que te sientes más cómodo y feliz que con otros, pero pocas veces escuchamos al cuerpo y creemos que está bien sentirnos “incómodos” y adoloridos con el entrenamiento, porque nuevamente, si no duele no sirve, aunque el dolor sea porque estamos provocando lesión, y no por trabajar el músculo. Claro, ¿cómo podríamos diferenciar los dolores si no escuchamos al cuerpo?

Un fisioterapeuta me decía en estos días que las lesiones más frecuentes vienen de personas que practican cross-fit, y que por lo general, no terminan las sesiones de terapia porque en cuanto se sienten bien y “aguantan” el entrenamiento regresan a ejercitarse, sin que la lesión haya sanado en su totalidad. Para el crossfitter promedio, según este fisioterapeuta, es “normal” sentir dolor al entrenar. Y no tengo nada contra el cross-fit, también lo he practicado y me encanta! Lo que es interesante es la idea que tenemos sobre el dolor a la hora de entrenar, hagamos crossfit o box o yoga, pareciera que sentir dolor mientras entrenas es sinónimo de la intensidad/efectividad del entrenamiento.

En mi experiencia personal, creo que el dolor muscular cuando estás empezando a entrenar, haces un entrenamiento fuerte, o cambias de entrenamiento es normal. Tiene que ver con la generación de ácido láctico y la ruptura de las fibras musculares por el esfuerzo, y la posterior recuperación y cicatrización de las fibras. Pero el entrenar, ejercitarte o estar activo físicamente no debe ser una tortura. Debe ser algo que disfrutes hacer, que te haga feliz, que te permita enfocarte en tu cuerpo, y estar en armonía contigo mismo. Si lo que estás haciendo hoy te causa más dolor del necesario, seguro puedes buscar una opción adicional con la que te sientas bien y logres los objetivos que buscas. Es importante ejercitarse, sin duda. Pero es más importante mantener el cuerpo sano, sin lesiones, sin dolor, y con toda la movilidad para la que fue hecho. Te comparto mi experiencia de correr sin dolor en este post. 

Conecta con tu cuerpo. Escúchalo más seguido. Pon atención a los mensajes que te manda. Te ayudará a conocerte mejor, disfrutar más tus actividades físicas, y estar más seguro de ti mismo. Aquí puedes leer un post sobre la conciencia del cuerpo que puede ayudarte a trabajar en eso.

Uno de los principios universales del yoga es Ahimsa: no violencia, amabilidad, compasión por uno mismo y por los demás.

Que tu entrenamiento físico esté lleno de amabilidad y no violencia para contigo y tu cuerpo.

Namasté.

 

 

 

 

 


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Corredora, yogui, triatleta y ahora blogger de bienestar. Experta en Cambio Organizacional. Mercadóloga de profesión, deportista de corazón. Comparto lo que he aprendido en este camino del deporte y la vida sana por si a ti también te sirve.

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