Chicago

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Este maratón fue muy intenso. MUY INTENSO.

Llegamos con el tiempo bastante justo al corral de salida (pasamos al baño antes y había muchísima gente) asi que no dio tiempo de estirar nada. Entre ubicar la puerta de entrada y el corral y acomodarnos, todo fue muy rápido. El día completamente despejado, incluso soleado, los enormes edificios del entorno que no dejan de recordarte que estas en Chicago, el ambiente, la vibra. Ale Cantú a mi lado. Tomamos fotos, grabamos, transmitimos en vivo. Sonrisas nerviosas, inciertas, llenas de emoción. En esta pequeña carrera hacia el corral mi rodilla se siente incómoda. Decido tomarme el ketrolaco antes de empezar recordando lo que me dijo Frank: si sientes cualquier cosa rara con la rodilla, tomate la pastilla desde antes. Y así lo hice.

 

El disparo de salida lo esperaba más ruidoso, con más producción. Fue bastante simple, supongo porque salimos en el segundo bloque.  En realidad notamos el disparo porque los corredores empezaban a avanzar, y había que empezar a correr. Pasamos el arco de salida, garmin listo, que Dios nos acompañe y a correr. Ok, ya estamos aquí, es hora de correr. Desde el inicio muy emocionante. Muchos corredores, el espacio entre el corredor de enfrente y tu es muy pequeño. También hay mucha gente apoyando.

Addy: Ale, yo creo que vamos muy rápido. Mi garmin va a 5:15? 6:30? 7:10? Se volvió loco!

Ale: El mío marca 6:30 (y aprieta el paso obvio).

Los primeros 5kms Ale me fue jalando.

Me sorprendió verla correr con el celular en la mano, ¿En serio vas a correr con el celular en la mano todo el martón? pero después me di cuenta que era “buenísimo” porque podía tomar fotos, ¡tomo fotos del teatro de Chicago cuando pasamos por ahí!! Asi que ni tan mal traer el cel en la mano.(en realidad lo trajo en la mano porque no cabía en su cangurera. Supongo que cuando se comió los geles lo guardó). Hoy revisando el reloj, si que veníamos rápido (a 4:52 salió el km 5).

Entre  el km 5 y 6 vi a Luis. El me hizo un letrero desde la expo que no vi hasta ese momento. Decía “Vamos, es de correr”. Cuando empezamos a correr juntos, salíamos a correr con mis perros, y si los perros se distraían e intentaban irse para otro lado, yo siempre les decía: “vamos, es de correr” tratando de enfocarlos en el momento presente. Claro que casi lloro cuando veo el letrero. Gracias corazón por estar conmigo en estas locuras. ¡Eres el cómplice perfecto! Ayyyyy! Eres el mejor. Le voy a contar a Ale la historia.  Aproveché y le di mi chamarra que ya me había quitado, porque el clima estaba delicioso.

Luis transmitió en vivo para Planeta Maraton. Aquí les dejo el video.

 

 El reloj ya venía marcando correctamente, y el objetivo era correr al ritmo que marcara mi FC, y el plan decía 150ppm, venía a 145 así que podía apretar. Es curioso porque yo sentía que veníamos muy rápido, que la gente nos venía jalando mucho, y me angustiaba quemarme, pero cuando vi la FC me enfoqué en agarrar mi paso. Ale y yo seguíamos corriendo juntas. Nos desfasamos por momentos al tomar agua: ella iba adelante yo atrás o viceversa, , pero corrimos al mismo ritmo.  En el km 8 Ale se come su primer gel de acuerdo al plan, y yo digo: Ale, agarra tu paso. Se trata de llegar con las piernas bien. Seguimos juntas dos kilómetros más.

En el km 10  Me está dando hambre, me toca un gel al 14 pero tengo hambre, me voy a comer un waffle  me como un waffle, agarro mi paso y me empiezo a alejar de Ale. 57 min, 10kms en menos de una hora, ¡perfecto! Me angustio al pensar que Ale intentara seguirme el paso, pero supongo que recordará su propia estrategia y que haría lo que estaba planeado.

Correr Chicago es una maravilla. La ciudad es hermosa. El clima había estado medio loco en días anteriores, incluso llovió la tarde anterior pero hoy es perfecto desde el principio, con un despejado cielo azul, y soleado. Seguimos corriendo acompañados todo el tiempo por la gente que está animando. A esta altura estamos en Lincon Park, que tiene una subidita muy pequeña. ¿No que Chicago era “muy plano”?

Km. 12, siento algo raro en la rodilla. ¿Será muy pronto para tomarme otra pastilla? Me preocupa que me duela la rodilla, no quiero correr con dolor. Me la voy a tomar de una vez. Pastilla dos.

Km 14, me toca el primer gel. Conozco el sabor de todas las provisiones que traigo, asi que puedo decidir con qué sabor de gel empezar. Vengo muy animada. Traigo buen ritmo y sobre todo buen ánimo porque no tengo dolor en la rodilla. Corro por el centro del carril, así puedo ver hacia ambos lados la porra que nos sigue acompañando, que es realmente maravillosa. Además, vengo contando el número de puentes que cruzamos, porque en la comida de carbos el sábado, Luis Serrano Luis un gusto conocerte!  dijo que cruzaríamos 6 puentes.Hasta este punto llevo tres que tuve la dicha de cruzar acompañada por Ale.

Km 21: Medio Maratón. Quede de verme con Luis por aquí. Luisito, ¿dónde estás? Te acordarás que suelo correr más hacia la derecha. Ayyy, no te veo!!  Ver a los tuyos en ruta te da más energía que cualquier gel!! Es muy emotivo!!  Además, planeamos hacer cambio de las garrafas del cinturón de hidratación para tener electrolitos para la siguiente mitad. En la ruta están dando gatorade de limón que no me gusta y que no probé durante los entrenamientos, me preocupa que me irrite el estómago y entonces prefiero tomar mis electrolitos. Avanzo un par de kilómetros más y no lo veo. Mi garmin viene desfasado con la distancia de la ruta por dos kilómetros, asi que en realidad en la ruta es el kilómetro 19, sigo buscándolo varios kilómetros más. Pero aun así no logramos vernos. Yo tengo aun una garrafa con electrolitos y voy a tener que tomar gatorade.

Casi después de cruzar el puente 4, está la marca del medio maratón de la ruta. Bien, medio maratón y traemos 1:58, seguimos con los 10ks debajo de la hora. Aquí empieza el verdadero maratón diría mi querido dr. Fritz. Vamos nena, falta la mitad.

 En la marca de la milla 14 empiezo a transmitir en vivo para Planeta Maraton porque es de las locuras que quiero hacer. Es importante hacer notar que yo estoy pletórica de felicidad. Me hace feliz correr, además, no me duele la rodilla, traígo buen ritmo, el ambiente es espectacular, claro que puedo transmitir en vivo y contagiar esta alegría. Así que bueno, transmito en vivo para contar lo que está pasando justo en la milla donde están todas las asociaciones benéficas que se participan en el maratón y la porra es impresionante. Al final de esta milla, está el consulado mexicano que tiene “El son de la negra” a todo volumen. Banderas de México por todos lados. Se enchina la piel, y los ojos se llenan de lágrimas. Esto es mágico. Te llenas de energía de escuchar tu música y ver tu bandera ondeada por desconocidos que gritan tu nombre.

 

 

 

Kilómetro 25, Mariiiiii! Quiero compartir este maratón con las corredoras lindas que me han acompañado en este proceso, y decido grabarles mensajitos de voz. Espero poder grabar algo, porque quiero que sepan que me acompañan en el recorrido. Maribel me dijo: cuando te haga falta, grita nuestro nombre que estaremos ahí. Y eso hice, en cada kilómetro que me hicieron falta piernas, motivación o que mi spotify ponía la canción que habían compartido conmigo, grababa mensajito de voz. Mentalmente me ayudó muchísimo porque me hacía pensar en otra cosa que no fueran los kilómetros o el ritmo. Y ese kilometro 25 fue por Mari y por la dicha de recibir sus abrazos apretadísimos que los sientes hasta el espíritu!

 

Km. 28. Veo corredores delante de mi que empiezan a pararse. Sigue, tu no vasa parar. Entrenaste. Y la rodilla está bien.  

Km 30. Ouch. Calambre en la pantorrilla derecha. Baja el ritmo un poco porque nos faltan 12. Azu. Dios que no me den calambres. Por qué no me comí la #$&@! pastilla de sal que me dijo Jonathan? Ayyyyy!   No lo pienses, sigue. Y entonces me acerco al costado derecho para interactuar con la porra. No todos chocan las palmas contigo, pero quienes lo hacen te llenan de energía. A mi me gusta correr y chocar las palmas con la gente de la porra, porque de verdad te llena de energía, te hace saber que no corres solo. Grabo mensaje para Azu una vez que pasa el calambre, porque a ella los calambres le hicieron detenerse en Medellin, pero se que su fuerza me acompaña y no voy a parar.  Estoy aun más alerta de mi cuerpo para mantener los calambres lejos pero sin apanicarme ni bajar el ritmo excesivamente.

Le grabo a Frank. Sin ti no estaría aquí hoy. Gracias infinitas por tu paciencia y dedicación. Me responde el mensaje, y obvio lloro de la emoción. Gracias Frank! Gracias por cuidar de mi lesión, por ayudarme a mejorar, por animarme en los momentos en los que me estoy cayendo, y por hacer que esta rodilla estuviera lista para este maratón.

Km 33. Paso por debajo de un puente como de vías de tren para entrar a la Av. St. Archer. Es una zona mas bien “sola” comparada con el resto de trayecto, es como zona industrial, y el paisaje no ayuda mucho. Audifonos puestos. Vamos nena, vamos. Siento cansancio en este punto. Vamos, vamos. Bel no se rendiría. Rodilla medio incómoda, me tomo la tercera y última pastilla del recorrido.

Aun cuando me gusta mucho la interacción con la gente cuando estoy corriendo, tengo momentos en los que me pongo los audífonos y me enfoco en mí. Trato de revisar con qué parte del pie estoy cayendo, si algo me duele, cuál es mi postura El torso hacia el frente, mantén la técnica, eleva las rodillas. En este camino hacia Chicago aprendí que correr con lesión me exige más atención en detalles sobre cómo corro y en mantener una buena técnica para evitarle dolor innecesario en la rodilla, y eso me hizo aprender las sensaciones de cuando traes una buena técnica o no. Claro, no lo aprendí sola. Jonathan me acompañó en este camino y durante los entrenamientos estuvo pendiente de que lo hiciera lo mejor posible. Gracias por eso coach.

Ya vas a llegar al km 36, vamos. Es el km para hablar con mamá, vamos, llega.

Km. 36. Es el kilómetro de mi mamá (y esta vez también de Maria Victoria porque la canción que me compartió sonó justo en ese kilómetro) Le grabo a MariVi, le hablo a mi mamá. Traigo una vía rápida a mi izquierda (Dan Ryan Express Lane), y hay poca gente en la ruta, casi todos a la derecha. Hablo con mi mamá. No llores o no podrá entender lo que le dices.

Mamá: Hola hijita. En qué kilómetro vas?

Yo: En el 36 ma.

Mamá: Ahí estamos. Ahí estamos como siempre.

Yo: Lo sé ma. Siempre estás en el 36. Todas mis endorfinas de este maratón son para ti porque necesito que estés bien, y estés fuerte, y seas la mami imparable que siempre eres. Tú me enseñaste a ser loca, aventurera y a perseguir mis sueños. Te amo ma.

Mamá: En el próximo maratón vamos a estar ahí contigo.

Claro que no me acuerdo de la conversación completa, pero lloré, eso seguro. Siempre lloro cuando hablo con mi mamá. Y es que es como si te llegara de repente una “cubetada” de emociones intensas que no sabes cómo manejar ni como digerir porque además estás corriendo un maratón, y no te puedes parar a llorar. Tienes que seguir. Pero incluso esa cubetada de emociones es totalmente disfrutable, es una emoción que sabes que no te va a frenar, por el contrario te va a hacer seguir hasta el final. Como si tomaras fuerza de esas emociones tan intensas, y solo pudieses seguir corriendo. No hay otra opción. No hay otro pensamiento.

Llego a una zona donde hay mucha porra de mexicanos. Me quito los audífonos, me pego a la derecha y choco las palmas con todos los que puedo. Los mexicanos “las chocan” más que el resto de espectadores. Y todos te gritan, y te aplauden, y te dicen: ¡vamos México! ¡Son la mejor porra! De verdad su emoción es contagiosa, su grito anima a dar zancadas más rápidas, y por un momento puedes jurar que lo que te hace seguir es el ímpetu de ellos y no tus adoloridas piernas. Como se los dije a muchos: son unos chingones. La porra de México en Chicago es incomparable. Y para un corredor que ya no trae piernas, y que ya bajó el ritmo porque los calambres lo aquejan, sabe a gloria escuchar ¡Vamos México! Gracias infinitas por estar aquí hoy, por gritar mi nombre, por chocarlas conmigo, por hacerme no pensar en los calambres, ni en el ritmo. Son unos chingones.

 

Milla 24 Coach! Me faltan dos millas y dos piernas, pero la rodilla está perfecta. Vengo más lento de lo que quisiera, pero trato de evitar los calambres. Si aprieto el paso, me da calambre y se me sube a la pantorrilla. Muchas gracias coach por ayudarme a recuperar la confianza en mi y en mi cuerpo, por hacerme descubrir nuevos límites y hacerme ver que con la cabeza suficiente puedo correr un maratón con todo y lesión.

El coach me escribe: PEREO QUIERES CORRER YAAAAA!!! Jajaajaja! Nunca dejé de correr, Nunca paré.

Son las dos millas más largas de mi vida. Si son dos millas cuántos kilómetros me faltan? ¿Cuánto es una milla? 1.6kms a ver multiplica….  ¿Dónde está la meta? Ya quiero llegar!

Sigo viendo corredores detenerse, caminar. No veniste a Chicago a caminar. No te pares. Ya ni veo el tiempo en el garmin, porque se que he bajado mucho el ritmo, el avance se me hace lentísimo, pero en cuanto intento apretar el paso, empieza a darme calambre en la parte mas baja de la pantorrilla, y conforme apresuro el paso, se me sube al gemelo. Si el calambre me sube a la pantorrilla, no podré seguir. Mejor lento.  En algún momento “chupo” unos pretzels por si la sal me ayudase un poco con los calambres, pero en realidad no hay nada más que hacer. Voy en el kilómetro 38. Sigue habiendo mucha porra y eso te distrae, pero llega un momento en el que ya no quiero interactuar con la porra, me pongo los audífonos, regreso al centro del carril y trato de cuidar la técnica lo más que puedo para intentar ir más rápido, sin que me den calambres. Vamos cae con metatarsos, torso al frente, eleva las rodillas, como cuando saltas las zetas, no estreses las pantorrillas. Vengo en la calle 35, antes de entrar a Michigan Avenue (claro, eso lo se ahora que reviso el mapa).

Km 40. Ya casi llegamos. Vamos. La porra sigue muy intensa. Yo por ratos interactúo, por ratos autisteo. No me pude comer el último gel. Tengo el estómago super lleno. ¿Habrá sido el plátano? Jo, pero quería intentar que los calambres fueran a menos pero ¿qué tal si me cayó pesado al estómago? Ya solo faltan dos kilómetros. Avenida Michigan está llena de gente. El cielo sigue increíblemente azul despejado, si que hace sol, pero en esta zona hay árboles y sombra de los edificios.

Km 41. Dónde está la meta? No la veo! Ya quiero llegar. Vamos, vamos. ¿Luisito donde estás? Ven a correr conmigo!

Doy una vuelta a la derecha, y por fin veo la meta! Ahí está! Ya llegué! Luis, dónde estás? Estoy corriendo en el centro del carril, muy concentrada, las piernas ya se mueven por inercia. Veo el letrero de 800mts. (faltan 800mts para la meta) Y más adelante, atravesándose entre los corredores, Luisito se me acerca mucho, me grita para sacarme de mi concentración. (Después supe que me venía gritando desde que me vio, pero claro, yo no escuchaba porque audífonos).

Luis:  Addy! (Me grita)

Yo:  Amor!! Ya llegué!! Lo veo sonriente, animado, con el celular en la mano grabando. (Por cierto, nunca apretó el botón para empezar a grabar, asi que no grabó!)

Luis: ya llegaste, no pares!

Yo: Te amo! y corre conmigo porque ya no puedo!

Logro sacar la bandera y agarrarla «bien» para cruzar la meta. Es el último esfuerzo y el que mas cuesta.

Veo la meta más cerca. Damos una vuelta a la izquierda y la meta está frente a mi. Corre!! Hay un tapete rojo, con fotógrafos por todos lados. Tengo que sacar la bandera. (Gracias Alexa Colocha por llevarme mi bandera). Busco en la bolsa trasera: papel de baño. ¿Dónde está la bandera? (Nota: mi playera la pedí con tres bolsitas: una atrás y una de cada lado para tener sitios extras donde guardar lo que fuera necesario, como la bandera). Subo las manos, (sin bandera porque no la saqué rápido) cruzo el tapete rojo, los fotógrafos están arriba tomando miles de fotos. Si, que me tomen muchas fotos porque un maratón así no se corre todos los días. Aprieto el paso. (Es la foto de la portada)

 

Ahora si logro sacar la bandera. Saco la bandera, la extiendo. No la agarres al revés, recuerda el rojo en la izquierda.

Veo el reloj contador. 3: 59 y tantos segundos. Otra vez sin PR, pero no más de 4:00hrs. Dale! Aprieto el paso todo lo que me es posible y cruzo la meta con los brazos en alto, el corazón en la garganta, las piernas destrozadas, y un llanto imparable. Lo hice! Corrí Chicago!

Lo logré! Crucé la meta del Maratón de Chicago!

 

Me sujetan al cruzar porque se me doblan las piernas de los calambres.

Voluntarios: Are you ok?

Yo: Yes, I´m ok.

Voluntarios: Somebody is coming to help you.

Yo: Thanks.

Llega una chica. Me sujeta de la cintura, y le paso el brazo por el hombro (es mas bajita que yo). Are you ok? Yo no dejo de llorar. Yo creo que le preocupa que esté llorando tanto, por algún dolor excesivo a nivel físico, pero le digo: yes, I´m ok. Me suelta, y camino un poco.  Lloro desconsoladamente. Lloro porque lo logré. Lloro porque mi rodilla me dejó correr. Lloro porque me esforcé como nunca. Lloro porque me duelen las piernas terriblemente. Lloro porque tengo calambres. Lloro porque no me comí la pastilla de sal. Lloro porque no hice menos de 3:57 y corrí más rápido que nunca jamás. Lloro porque logré correr un maratón cuando creí que no volvería a hacerlo.

Suena el celular. Es mi mamá. Lloro más. “Hijita eres una campeona, lo lograste” Yo solo lloro. Me ponen mi medalla.

Le marco a Luis, que se angustia al escucharme llorar tanto, porque claro, debe creer que algo terrible me pasó por como estoy llorando. Lo tranquilizo: no me pasa nada, estoy bien, solo estoy llorando mucho, pero estoy bien. Ven a darme un abrazo.

Logro dejar de llorar. Les grabo a mis hermanas entre sollozos.

 

Les grabo a las niñas cuando ya puedo hablar. Y le grabo a mi coach.

El río vuelve a la calma y dejo de llorar, me sereno. Sigo con mucha adrenalina, pero ya sonrio todo el tiempo.

Ahora si ¡que me tomen todas las fotos del mundo! Transmito en vivo para Planeta Maraton, mucha gente me escribe mensajitos de felicitación. Muchas gracias por estar al pendiente, por conectarse, por escribirme. Es super lindo saber que no estás solo en estas locuras. Estoy feliz. MUY FELIZ. Corrí un maratón! ¿Cómo no estarlo?

Intento esperar a Ale Cantú, pero me empieza a doler el estómago y camino en busca de un baño. La verdad es que me concentro poco en lo que sucede en el exterior. Mi cabeza ya no piensa en otra cosa. Necesito un baño, ahora.

Tengo que caminar mucho, hablo con Ale, hablo con Luis, pero sigo caminando hacia el baño. El estómago me duele terriblemente. Encuentro el baño. Mi estómago está destrozado. Me encuentro con Ale Cantú que está entera. Caminamos para buscar a los nuestros. Trato de encontrarme con Luis pero necesito pasar al baño otra vez. Finalmente me encuentro con Luis, que trae una rosa para mi. Muero de amor. Y de dolor de piernas. Y de dolor de estómago. Pero corrí un maratón, es normal. Ya abrázame Luisito! Todo esta mejor ahora.

 

Yo estoy totalmente rota. De las piernas y del estómago. Ale está pletórica y brillante. Caminamos varias cuadras para encontrar un sitio donde comer. Con todo y mi malestar disfruto la comida, bueno, no la comida, sino el momento: la charla, las experiencias, las fotos, los dolores.  Acabamos de correr un maratón! El dolor de panza es lo de menos! Corriste un maratón!!

Y así es como Chicago es intenso de principio a fin. No hice mi mejor tiempo, pero ha sido sin duda mi mejor maratón. Me esforcé como nunca antes. Me acabé las piernas, no me quedó nada más que dar, y eso me da mucha satisfacción, porque siempre te da miedo quemarte, pero esta vez, sabia que no me quemaría, no se, es difícil de explicar. Supongo que tiene que ver con la confianza que vas ganando en ti misma y en tus capacidades. Aprendí montones de la carrera, de la bomba de sodio-potasio culpable de mis calambres (nunca me habían dado calambes y no los entendía), de mi cuerpo, de mi, de que tener una lesión en la rodilla no me detiene para correr maratones, solo me hace trabajar de forma más consciente.

Gracias Ale Cantú por confiar en mi y dejarme llevarte a Chicago, y por ser tan aplicada y tan fuerte. Lograste el objetivo y terminaste entera. Me encantó compartir esta aventura contigo no solo durante el entrenamiento, sino al arranque, durante esos 10kms, y al terminar. Comer con tu familia fue la cereza del pastel. Me encantó. Fue perfecto. Me llenaste de buena vibra y de millones de posiblidades. Te quiero.

A mis corredoras guapas ya les dije lo que les tenía que decir. Un gusto poder compartir con ustedes esta vida corredora. Son inspiradoras, un ejemplo de fortaleza y voluntad. Gracias por compartir su vida conmigo. Las quiero.

Gracias Frank, por hacer que esta rodilla funcione como funciona. Por no rendirte. Por acompañarme durante esta aventura de recuperación que no ha sido sencilla pero si satisfactoria. Gracias por enseñarme sobre mi lesión y sus cuidados, y por creer en mi.

Jonathan, lo mejor de este maratón fue poder correrlo.  Muchas gracias por hacerlo posible. Por darme “eso” que yo buscaba en esta preparación para maratón. Por ayudarme a ser más fuerte, más consciente. Por el abrazo post-maratón al ir a verte, y por los retos que vienen. Un placer entrenar contigo y que compartas tu conocimiento conmigo.

Mami, gracias por hacerme loca, por darme un motor que no se apaga y por impulsarme, por entender cuando estoy ausente porque entreno, y por hacerme desayunos ricos para recuperar. Te amo mami. Ake, Ale, son mi helio. Me hace feliz tener hermanas. Gracias por estar y por acompañarme en esta travesía como corredora.

Luisito, gracias por Chicago. Sabes mejor que nadie lo que esto me costó, y estuviste conmigo en cada momento, desde la lloradera porque me dolía la rodilla, las noches incómodas porque tenía hielo y dolor, las idas interminables a terapia, la locura del nuevo entrenamiento, la hidratación en los fondos, la tina con hielos al volver de los fondos, la paciencia infinita con mis manías e ideas locas, por cuidar que no me mojara en la lluvia para no resfriarme antes del maratón. Verte 800mts. antes de llegar a la meta vale la pena los 41kms previos. Gracias por amarme así, tal cual, y por creer en mi. Te amo.

Gracias papa Dios. Soy muy afortunada.


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Corredora, yogui, triatleta y ahora blogger de bienestar. Experta en Cambio Organizacional. Mercadóloga de profesión, deportista de corazón. Comparto lo que he aprendido en este camino del deporte y la vida sana por si a ti también te sirve.

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