Pies felices

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En un día cualquiera subes escaleras, caminas, manejas, si te da tiempo corres o bailas en la clase de zumba, estás parado algunas horas, sentado muchas otras, sacas a pasear a los perros o corres detrás de los hijos y todo eso sin mencionar aún el par de zapatos que decidiste ponerte y que seguramente tienen a tus pobres pies asfixiados y a estas alturas ya muy adoloridos.

En nombre de la moda utilizamos zapatos que complican más nuestro andar por el mundo: stilettos que son un martirio pero se ven muy sexys, peep toes que nos lastiman los dedos, tacones+plataformas que parecen zancos súper de moda, si es verano zapatos abiertos o con tiras que se nos encajan en el empeine o los dedos, sandalias que se sujetan entre nuestros dedos y terminan provocando ampollas, tenis demasiado planos y sin soporte que sostenga nuestro arco…

Y con los hombres es una historia similar, ¿cuántos zapatos de los que usas tienen el tipo de tacón que te hace sentir cómodo? ¿Tienen el arco adecuado para soportar tu piecito todo el día? ¿Cuántas horas estás en el tráfico metiendo el clutch con el pie y la rodilla adoloridos? ¿El ancho de tu zapato es el adecuado? ¿Son de los que tienen la punta larga y angosta?

El asunto es que nuestros pobres pies terminan el día adoloridos, hinchados, cansados y sin mucha atención de nuestra parte.

¿Has pensado qué tan importantes son tus pies?

Los pies son la estructura corporal diseñada para darnos soporte móvil, es decir, soportar nuestro cuerpo y a la vez permitirnos movilidad.  Los huesos largos de los metatarsos (el hueso del empeine) y las falanges cortas (nuestros deditos) son los que nos permiten movernos.

Los arcos de los pies absorben el impacto del movimiento, además de que proporcionan equilibrio. Son como una pequeña palanca que produce muelleo al caminar para minimizar el impacto en tus rodillas, en tu columna y en tu cuello.

Tus pies son entonces los que literalmente te llevan a todos lados, y por si fuera poco, soportan todo el peso de tu cuerpo y te permiten mantenerte en pie.

Cada pie tiene 27 huesos y 9 músculos. Adicionalmente, hay músculos de la pierna o pantorrilla que terminan en el pie (en el tobillo) y una gran cantidad de tendones trabajan en conjunto con los huesos y músculos para que tus dedos tengan la movilidad adecuada para caminar o para ponerte de pie.

En yoga, los pies son el principal punto de contacto con la tierra, son los que te dan arraigo, te “amarran” al piso y son la base para construir buenas posturas de pie. En la práctica de yoga, los pies deben estar siempre “activos”, es decir, no relajados.

Para algunas terapias alternativas como la reflexología, los pies son el reflejo de todos los órganos del cuerpo, y en la planta del pie se encuentran más de 7,000 terminaciones nerviosas.  La reflexología sugiere que a través de la manipulación de los pies (masaje y presión) se puede tener impacto favorable en el resto del cuerpo.

¿Qué hacemos para cuidar nuestros pies?

De nuestros pies hay muchas cosas que cuidar: las uñas, la piel, el olor, la textura. Procura traer las uñas limpias y cortas. Si tus uñas se entierran o te salen demasiados pellejitos, lo mejor es ir al podólogo. Cuando termines de bañarte ponles crema para que la piel de esa zona esté humectada. Al estar encerrados tanto tiempo en los zapatos es normal que suden y necesiten un poco de talco para evitar malos olores. Sécalos antes de ponerte calcetines para que no estén húmedos y evites los hongos.  El roce constante con los zapatos puede ocasionar callos en diferentes zonas, que es importante limar para que no te lastimen.

Al estar demasiado tiempo de pie terminarán hinchados. Cuando llegues a casa recuéstate con los pies en lo alto (una almohada o recargados en la pared).

Procura no utilizar zapatos apretados. Tu pie debe sentir libertad aun dentro del zapato.

Evita tacones demasiado altos, que además de dolor de pies te causarán dolor de espalda.

Si hiciste mucho ejercicio, tus pies terminarán cansados y adoloridos, dales un masajito mientras te pones crema después de bañarte.

Si tus pies están muy adoloridos, te dejo el video al final del texto con una serie de ejercicios que te ayudarán a disminuir el dolor y a relajar la planta del pie.

Para poder realizarlos necesitas una pelota de esponja, de preferencia de rigidez media. Haz los ejercicios sujetándote de la pared para que puedas colocar todo tu peso sobre el pie que está sobre la pelota. Al principio seguramente te dolerá muchísimo, pero conforme realices estos ejercicios tus pies se irán acostumbrando a la presión y cada vez estarán menos rígidos.

Para darte cuenta de cómo se “relajan” los músculos de tu pie, pisa el suelo descalza antes de hacer el ejercicio y observa qué porción de tu pie está en contacto real con el piso. Cuando termines el ejercicio, vuelve a colocar tu pie descalzo en el suelo, y observa como el área de contacto de tu pie con el piso es mayor.

Antes de iniciar, pon un poco de música, apaga el celular, y enfócate en las sensaciones que se producen al tener la pelota debajo de tu pie. Hay zonas que duelen más que otras, puntos de dolor muy específicos, lugares muy sensibles.  Divide tu pie en tres líneas imaginarias que lo atraviesen a lo largo, e inicia recorriendo la pelota por la línea central. Después por la línea interna de tu pie (más hacia el arco interno) y finalmente por la línea externa.

Disfruta el video, y que tengas pies felices!

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Corredora, yogui, triatleta y ahora blogger de bienestar. Experta en Cambio Organizacional. Mercadóloga de profesión, deportista de corazón. Comparto lo que he aprendido en este camino del deporte y la vida sana por si a ti también te sirve.

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