Con «R» de Resiliencia

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Justo anoche terminaba de escribir el post de la vez que sin querer gané un pódium en el Triatlón de Bacalar. Y recordaba lo importante que es aprender a confiar en ti, en el trabajo que haces en cada entrenamiento, y ya en la competencia solo queda fluir.

Elegí ese post anoche tal vez porque pensaba que hoy correría mi primera carrera después de casi un año sin competir, y más de 7 meses sin correr. Una lesión triple en la rodilla izquierda después del maratón de Vancouver (aquí puedes leer la historia de Vancouver y aquí la historia de mi lesión) me dejó fuera de la pista muchos más meses de los que yo hubiera querido.

En febrero de este año empecé a correr de nuevo (y por su puesto lo celebré en grande, y aquí puedes leerlo). Cada kilómetro que puedo correr sin tener dolor de rodilla es un logro que atesoro muchísimo. Si antes era cuidadosa y consciente de mi cuerpo, ahora lo soy mucho más, y tal vez es eso lo que me ha hecho avanzar lenta pero segura.

Pero les cuento la historia de la carrera de hoy:

Viajaríamos a Ciudad del Carmen este fin de semana porque participaríamos como expositores durante la entrega de paquetes de la carrera del Día de la Marina con Planeta Maraton (la tienda especializada en corredores que tenemos ubicada en la ciudad de Mérida, nos puedes seguir en Facebook @PlanetaMaraton).  Ya habíamos participado como expositores anteriormente, cuando se inauguró este serial que organizó el Indejucar (Instituto de la Juventud y el Deporte de Cd. Del Carmen) que consta de 6 carreras a lo largo del año, y en cada carrera entregarían como medalla una letra que forma el nombre de la isla: Carmen. En esta carrera la medalla es la R.

El sábado se hizo la entrega de paquetes. La convocatoria a la carrera tuvo tanto éxito que ya no había inscripciones disponibles. Se correrían tres distancias 14kms, 7kms, y 5kms. Yo tenía ganas de participar, pero ya no había inscripciones, así que pensé que ya no la correría.  Al final del día, quedaron varios paquetes sin entregar de corredores que no fueron por ellos, y logré inscribirme a los 5kms.

Mis cosas listas desde la noche anterior. Un buen hábito adquirido.

Hace mucho que no sentía los nervios previos a una carrera. ¡Que emociones tan diversas! Da emoción, pero también da miedo. ¿Me dolerá la rodilla? ¿Podré correr? ¿A qué ritmo podré correr? Arreglé mis cosas la noche anterior, esperando no olvidar nada: shorts, top, calcetines, número colocado en la playera con seguritos (olvidé el portanúmero) banda de frecuencia cardiaca, reloj (que a la mañana siguiente descubrí le faltaba pila), visera. Todo listo. Olvidé la cangurera para el celular y los audífonos. Correría sin música.

 

Cené algo que no me cayera pesado al estómago para no arriesgarme: plátano, pan con queso y un té de manzanilla. Hace tanto que no corro en competencia que olvido qué comer y qué no.

 

La carrera arranca 6:30 a.m. para los 14kms, 6:45 para los 7kms y 7:00 a.m. para los 5ks. Nosotros estamos en el lugar desde las 5:30 a.m. porque tenemos que instalar el stand de la tienda. Hago la transmisión en vivo que hago cada vez que estamos presentes en una carrera desde el Facebook de #PlanetaMaraton para que nos sigan 😉 y después del disparo de los 7kms me coloco en el corral de salida, lo más adelante que puedo.

Estoy nerviosa. Quiero correr. Y quiero correr bien. Quiero probarme, probar mi cuerpo, probar a mi rodilla. No se qué ritmo traigo en carrera porque solo he hecho kilómetros de entrenamiento. Y aunque el ritmo ha sido “bueno” en mis entrenamientos, nunca se compara con la adrenalina que se siente al escuchar el disparo de salida. Además, mi rodilla recién recuperada no ha corrido en carrera, y desconozco el ritmo que podremos aguantar.

Suena el disparo de la categoría en silla de ruedas. Mi corazón a mil. El garmin listo. Suena el disparo de salida y activo el garmin. Todos salen desbocados. Había olvidado ese detalle. Hay una primera curva, me rebasan muchas personas, me estreso, pero mi cabeza me dice: ve a tu ritmo, no se sale desbocado. Me mantengo en ¿mi ritmo?, ¿cuál es mi ritmo? Me mantengo en un paso que creo que puedo aguantar varios kilómetros y veo a los corredores que van delante de mí: Hay poco más de 6 mujeres y muchos hombres. En esta parte del camino corremos solo los de 5ks. Trato de ubicar bien quienes son las chicas que vienen delante de mi, por si acaso se da la oportunidad de rebasarlas. Veo el reloj: 5:14.

Antes del kilómetro 1 damos la vuelta en un retorno y nos incorporamos en la ruta de los 7 y 14ks así que hay más corredores. Rebaso conscientemente a una corredora que viene delante de mi, y ella aprieta el paso unos metros, pero no se siente cómoda en ese paso, y deja de apretar. La dejo atrás. Tomo agua y bajo el ritmo hasta 6. Mantén el ritmo, mantén el ritmo y no lo bajes.

Kilómetro 2, veo a un chico que nos compró un par de tenis el día anterior. El corre 14kms. Lo rebaso y le digo: “Qué bonitos tenis” a modo de saludo. El sonríe amigablemente. Me gusta la buena vibra entre los corredores.

Pienso en post que había escrito la noche anterior, y las sensaciones que tenía cuando estaba corriendo en Bacalar, la emoción de ganar un pódium sin querer, y eso me hace mantener el buen ritmo y sonreir.

En la ruta de la carrera. Gracias a #MuchoDeporte por las fotos.

Kilómetro 3: la corredora que yo había visto justo delante de mi de playera rosa y amarillo rebasa a otra corredora que venía más adelante con una playera verde, quedando a la cabeza del grupo de 5kms. También yo rebaso a la chica de verde. Ouch! ¿Qué es esta incomodidad en la rodilla? No olvides la técnica, jala, jala. Bien. 5:12

A la chica de playera rosa y amarillo la conocí el día anterior porque fue de las que estuvo entregando los paquetes y conversamos acerca de las lesiones y el escuchar al cuerpo, pero aún no sé cómo se llama.

Kilómetro 3.5 rebaso a un grupo de señores, uno de ellos trae su nombre en la playera. Yo grito: vamos Paco, vamos. Ellos se preguntan entre sí si yo voy por 5ks. Yo respondo ya desde varios metros delante: «sí, voy por 5!»

Damos la vuelta a la derecha para entrar casi al kilómetro 4 y veo que el camino es largo aún, y más adelante hay que dar vuelta en U, para regresar por este mismo camino.  Vamos, no falta mucho. Reloj: 5:10. Rebaso a otro cliente. Llego por fin a la vuelta en U. Rebaso a otros corredores y logro ponerme detrás de la chica de playera rosa y amarillo. Trae su nombre impreso: Minda. La traigo justo delante de mi, nuestras zancadas vienen al mismo ritmo. La gente que viene corriendo en sentido contrario le grita: ¡cierra Minda, cierra! Ella empieza a apretar el paso. Pero aún faltan 800mts. Yo no puedo apretar el paso faltando 800mts. para la meta porque las piernas no me van a alcanzar. Minda se me despega unos metros.

Llegamos a la glorieta, falta rodearla y otros 150mts para la meta. El profesor de atletismo del Indejucar (¿Miguel?) nos ve y grita a su equipo: ya vienen las primeras! El no rodea la glorieta, corta camino para vernos entrar. Justo antes de rodear la glorieta, Minda voltea y me ve. Faltan 150mts. Para la meta. Ella empieza a apretar el paso, y yo también. (Lo escribo y me vuelve a latir el corazón más rápido). Vamos, aprieta, tu puedes, falta nada!. Minda no deja de apretar. Aprieta más! Con todo, dale!

El locutor del evento dice: ya vienen las primeras, están cerrando, ¡qué cierre estamos viendo! La gente grita de emoción. La porra es de ella. Conmigo no viene nadie. (Ni Luis porque está en el stand)

Mis piernas queman, mi abdomen también. Grito con todas mis fuerzas y cruzo la meta justo un segundo antes que Minda.

El cierre. Fotos de Ricardo Solana

Paramos hasta que literal se nos acabó el espacio para correr. Minda da la vuelta en U y me da un súper abrazo. Yo la aprieto muy fuerte. Y solo alcanzo a decir “gracias por jalarme” antes de que se me salga la lagrima. Gracias por jalarme, y gracias de verdad porque no sabes lo que significa para mi regresar a correr una carrera después de casi un año, y ganar. Ella dice: «eres una fregona. Somos unas fregonas»  (Fregonas de buenazas, no con las que se limpia el piso Mary), y lo somos. ¿Sabíamos que íbamos a ganar? Seguramente no. Solo corrimos.

Me dolían las mejillas de sonreír, pero la sonrisa no se iba.  Me pusieron mi medalla. Seguí caminando y  me quitaron el chip. Tomé agua. Y fui a ver a Luis al stand.  Desde lejos le dije: ¡gané! Cuando me abrazó seguramente yo seguía temblando porque me apretó y me dijo: traquila, todo está bien.

Tenía todas las emociones menos tranquilidad. Estaba eufórica. Incrédula. Feliz. Incrédula. Emocionadísima. Incrédula.  Sorprendida. Fui por naranjas y por la cámara, porque siempre tomamos fotos de las carreras para subirlas a la página de la tienda, pero no lograba quedarme quieta en un solo lugar, mi cabeza era un remolino de pensamientos y mi panza un nudo de emociones.

Regresé al stand, había mucha gente y ayudé a atenderlos. Concéntrate, son clientes. Eso me hizo relajar un poco mi euforia.

Me escapé un momento para mandarles un mensajito a mis corredoras lindas. Ellas son un grupo de mujeres poderosas, valientes e inspiradoras que comparten conmigo el gusto por correr y por cuidar el cuerpo con mucha conciencia, y ahora tenemos una hermosa amistad que traspasa fronteras. Mary, Yv, MariVi, Azu, Dami, Janita, Ale Cantú, Pao, Bibi, Bel,  han vivido conmigo este largo proceso de la lesión, y quería compartir con ustedes mi enorme emoción. Gracias por pensar en mí durante sus kilómetros de entrenamiento, por mandarme buena vibra, por estar al pendiente de mi evolución, por inspirarme, por enseñarme, y por compartir conmigo un poquito de sus vidas. Son increíbles.

En un momento de tranquilidad en el stand, le llamé a mi mamá:

Yo: ma, corrí mi primera carrera

Mamá: ay hija que bueno, qué gusto me da que ya puedas correr, ¿tu rodilla bien? (léase con voz de mamá emocionada por el logro de su pequeña corredora)

Yo: si ma, muy bien. Gané. Les gané a todas las mujeres que corrieron 5ks.

Mamá: ¿ganaste? (risa MUY feliz) hija felicidades! Nunca habías ganado primer lugar. ¡Que emoción, muchas felicidades! te mando un abrazo muy fuerte y te lo doy al rato.

Gracias ma! Escuchar cuánto te emocionan mis logros hace que yo me vuelva a emocionar. Eres la mejor porra aun cuando no estás presente. Y en esta carrera en especial, me hicieron falta tus gritos al cruzar la meta y al subirme al pódium.

Y el tiempo transcurrió entre atender clientes en el stand, tomar fotos y estirarme. Empezaba a aparecer dolor en los muslos. Ay ya me duelen las piernas, voy a estirar.

El locutor del evento avisó que a las 9am sería la premiación. Y cuando llegó la hora convocaron a todas las personas a acercarse a la zona donde colocaron el pódium.

Premiaron primero a los de sillas de ruedas en 5kms. Se llevaron muchos merecidos aplausos por el enorme esfuerzo.

Seguían los de 5kms. Solo había categoría libre, o sea, no distinciones de edad. Me encontré a un señor que había visto en la expo anterior y le pedí que me tomara fotos porque Luis estaba en el stand y no podía acercarse tanto o el stand se quedaría solo.

Hubo un empate en tercer lugar y subieron dos chicas. Ambas con mucha porra porque todo su equipo estaba ahí. Segundo lugar fue Arminda (Minda de cariño) y también tuvo muchas porras porque supongo que es muy conocida. Primer lugar: Addy Zepeda. Silencio. Nadie me conoce. Nadie sabe quién soy. No llevé porra. No tenía equipo. Cuando iba a subir al pódium, algunas personas, sobre todo clientes, aplaudieron. Fue un momento difícil porque me sentí solita. Pero no estaba planeado competir y ganar, así que no pasa nada. Respira y disfruta. Es tu momento.

En el podium

No conozco los protocolos de premiación, entonces no sabía si tenía que saludar a “las autoridades” o no, si tenía que saludar a las otras competidoras o no, y nadie me decía nada. Me ayudaron a subir al pódium (porque es un escalón bastante alto). Un señor me entregó mi diploma (no me pregunten quién era, porque no lo sé). Los fotógrafos enfrente tomando muchas fotos. Y dejé de preocuparme por el protocolo y grité y levanté la mano. Estaba muy feliz. Hoy regresé a competir, lidié con una lesión muchos meses y gané. Pero no sólo gané un pódium, gané confianza en mi misma, en mi cuerpo, en mis capacidades. Tengo un maratón que correr, y me siento más segura, más contenta. Con más fuerza para perseguir mi sueño.

Un par de fotos más, ahora con otras personas, unas acá, unas allá. Me ayudaron a bajar del pódium y me fui al stand (estaba justo detrás de la carpa de premiación). Socializamos y empezamos a recoger el stand para volver a casa.

Justo cuando ya solo faltaba subir las cosas a la camioneta, se acerco Mayra, directora del Injudecar. Y habló sobre el cierre de la carrera. Ella estaba justo de frente a la meta, entonces vió todo. Me encantó su narración. Dijo que Minda nunca  vio que yo venía atrás de ella, y que cuando intentó cerrar ya no pudo, que yo cerré durísimo y que estuvo increíble el cierre. Que fue mucha estrategia de mi parte y que cuántas veces no hemos visto en olimpiadas que por segundos otro se lleva la medalla. Es muy lindo escuchar en otros la narración de lo que tu hiciste, sobre todo cuando se emocionan. Es cuando sabes que los contagiaste de tu emoción y tu garra, que se nota cuando haces tu mayor esfuerzo. ¡Gracias May!

He sonreído todo el día. Me duelen los muslos, pero no las rodillas (ya les puse hielo por si acaso). Me siento contenta, agradecida, afortunada, ilusionada y fuerte.

Se que aún tengo mucho camino por recorrer, porque quiero correr el maratón de Chicago, y quiero correrlo con un buen tiempo. Pero sé que voy por buen camino. Que la disciplina con la que he entrenado, la prudencia y el cuidado de mi cuerpo está rindiendo frutos y que debo seguir así. Con calma, pero con fuerza.

Resiliencia es la capacidad de adaptación ante una situación adversa. Es poder recuperar el estado “inicial” cuando ha cesado la perturbación. Y yo soy resiliente. Tengo la fuerza y la voluntad de adaptarme a situaciones adversas y volverlas un impulso que me haga salir adelante  y renovada. No me rindo. No se no poder, así que intento las cosas hasta que las logro. Y de todo aprendo, incluso de las lesiones y los tiempos de “pausa” porque he descubierto cosas nuevas de mi misma, de mi cuerpo y de mi voluntad.

Me voy a dormir después de contarte esta aventura de hoy aún con una sonrisa puesta, con sueños grandes y con una realidad que me emociona mucho.

Gracias a ti que me has acompañado en esta aventura, que conoces mi historia con la lesión, que sabes cuántos meses llevaba sin correr, y que seguramente has estado en la misma situación que yo. Hoy te digo que si aún tienes lesión, seas paciente, que cuides tu cuerpo. Carreras hay muchas, rodillas solo dos. Cuerpo solo uno. Todo pasa. Pero no por arte de magia, hay que trabajar y ser constante. Y consciente. Así que, por favor, escucha tu cuerpo y respétalo. Cuando esté listo para volver a  correr, lo hará. Pero antes debes asegurarte que esté listo y fuerte. Trabaja tan duro en tu recuperación como trabajas en tu entrenamiento.

Ya les iré contando como avanza todo de cara a Chicago. Abrazo apretado y lleno de emoción.

Gracias por leerme.


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Corredora, yogui, triatleta y ahora blogger de bienestar. Experta en Cambio Organizacional. Mercadóloga de profesión, deportista de corazón. Comparto lo que he aprendido en este camino del deporte y la vida sana por si a ti también te sirve.

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