FOCUS POCUS

3444

Soy un desastre con los tiempos. Soy de las que cree firmemente que si me levanto a las 7:20 me da tiempo perfecto para vestirme, lavarme los dientes, sacar a los perros a pasear media hora, hacerme un lunch pre-work out, poner mi maleta del gym, hacer una rutina rápida en el gym y llegar a clase de yoga 8:20. Obvio no. No me da tiempo. Y claro, lo descubro ya que voy saliendo de mi casa a las 8:40 y entonces ya ni llegué a clase de yoga, ni me da tiempo de ir al gimnasio para hacer mi rutina completa, ni estirar a gusto ni nada, porque a las 10:00 tengo una cita. Soy un desastre total.

Lo peor es que me ocurre con bastante frecuencia, es decir, no he aprendido a calcular mejor mis tiempos. Ahora al menos ya soy consciente (algunos días) de que si me levanto 7:20 tengo que apurarme mucho para llegar a clase de yoga a las 8:20. Pero si, me ocurre frecuentemente, al menos una vez a la semana.

Caos total cuando no logro organizar mi tiempo y no consigo enfocarme!!

Además de esta ceguera consciente de mi pésima administración del tiempo, tengo que confesar que  voy todo el día refunfuñando por lo que no pude hacer. Y si sale algún imprevisto que no tenía planeado, ya la jodimos por completo, porque entonces me pongo hasta de malas. No se improvisar sobre la marcha, qué ridículo, ¿no? Me enojo por lo que no hice, pero entonces no concentro mi energía en encontrar como salir de ese mal calculo del tiempo, sino que sigo concentrada pensando en lo mala que soy administrando el tiempo y en todo lo que no hice y en como todo el mundo tiene la culpa de que no me haya dado tiempo de hacer todo lo que tenia pensado, y como ahora estos imprevistos tampoco me van a dejar seguir con mis planes, y entonces de verdad dejo de ver todo lo que puedo hacer y veo solamente todo lo que no hice (y aquí va cara con ceño fruncido, labios apretados y brazos cruzados de berrinche).

¿Cómo se llama eso? ¿Qué síndrome fatalista es? Pues como sea que se llame, yo lo tengo.

En defensa propia tengo que decir que en algunas ocasiones, muy pocas la verdad, cuando veo que el tiempo no me va a alcanzar o que ya me levanté tarde, intento ser más realista y decir: a ver, ¿o vas a yoga o vas al gym? Yoga hoy, gym mañana. Apúrate y hasta un jugo verde te alcanzas a hacer. Y logro hacerme mi jugo verde, irme a clase de yoga, y lo mejor es que no estoy refunfuñando todo el día, ni estoy de mal humor, y logré organizarme y sentirme productiva.

¿Cuál es la diferencia?

Mi enfoque. Y mi enfoque desde varias aristas: para empezar, me calmo y trato de seleccionar de forma realista aquellas actividades que SI podré hacer de acuerdo al tiempo que tengo disponible. Y esta selección de actividades implica enfoque: no siempre puedes hacer todo, elige lo que quieres/puedes hacer hoy, y lo que vas a hacer mañana.  Entonces me aseguro de que mañana voy a tener más estructura y mi día no va a ser caótico como hoy porque ya se qué voy a hacer, y a qué hora me tengo que levantar para lograrlo. Enfócate en lo que puedes hacer.

Suelta lo que haya que soltar!!

Me enfoco también en lo que sí puedo hacer y SUELTO aquello que no voy a poder hacer. Hago un acuerdo conmigo misma de hacerlo otro día y entonces dejo de andarlo cargando, dejo de sentirme culpable todo el día por no haber hecho X o Y. Hoy, por ejemplo, son las 5:56p.m. y sigo pensando en lo que no hice. ¿Y cuánta energía llevo dándole a eso en vez de soltarlo de una vez por todas y enfocarme en lo que si voy a poder hacer mañana? Enfócate en lo que tienes que soltar hoy y suéltalo, déjalo ya. Lo que no hiciste no lo hiciste, ya está. Y en vez de ir por ahí sintiéndote culpable, piensa en cómo vas a hacer mañana para que no se repita. Enfócate en soltar lo que no necesitas. (By the way, checa este post: exhala y suelta lo que no necesitas)

Hoy me desperté a las 7:20 porque decidí dormir más, estaba cansada. (Mi día por lo regular empieza a las 5:20 de la mañana). Entonces, enfocarme en lo que necesito también es importante. ¿Necesitas dormir? Pues duerme. ¿Necesitas estirar? Pues haz yoga. ¿Necesitas ordenar la casa? Pues dale. ¿Necesitas ir al super? Hazlo o después no te quejes que no hay nada en el refrigerador. Encuentra el tiempo para hacer estas tareas o todos los días vas a estar pensando, una vez más, en lo que no hiciste, sobre todo cuando no encuentres que cenar en casa. El enfoque también hay que ponerlo en aquellas cosas que necesitamos, bien porque nos las pide el cuerpo, bien porque es obvio que hay que realizarlas, muy a nuestro pesar, para que nuestro día a día sea llevadero. Enfócate en hacer que sí necesitas.

Con Max, disfrutando un rico te de jengibre.

Estos días de refunfuños por el tiempo empeoran cuando además dentro de las cosas que “tenía pensado” hacer y no hice, está alguna actividad que disfruto mucho, que me es muy placentera por simple que parezca. Me gusta mucho meterme al vapor en el gimnasio, por ejemplo. Y los días que tengo programado meterme al vapor y por mal organizada no me da tiempo, sufro aun más. Porque dejar de hacer estas cosas que son como cariñitos para uno mismo es muy duro. ¿Qué te gusta mucho? Por ejemplo, pasar a comprarte tu café todos los días antes de ir a la oficina. ¿Qué pasa el día que no lo haces porque no te dio tiempo? O cuando quieres darte un premio porque llevas esforzándote toda la semana en el proyecto de la ofi, y quieres ir a comer a un sitio que te encanta, y te salió una junta y ¡no pudiste ir! Ya se, hay veces que de plano no se puede, pero en la medida de lo posible, es muy importante enfocarnos en esas cosas que nos hacen sentir bien a nosotros mismos. Enfócate en lo que quieres. 

Si de verdad enfocásemos nuestro esfuerzo y energía en aquello que vale la pena, seguro cambiaría el color de nuestro día, y andaríamos felices y sonrientes.  Nos daríamos cuenta que el tiempo no nos alcanza para enfocarnos además en cosas que no generan valor.

Yo creo que deberíamos enfocarnos:

  • En lo que podemos hacer
  • En lo que nos estorba y hay que soltar
  • En lo que necesitamos
  • En lo que queremos

 

Fácil, ¿no?

Claro, después de estar de malas todo el día porque no logré enfocarme en lo positivo resulta muy fácil decirlo. La realidad es que enfocarnos en lo positivo cuesta trabajo. Es más sencillo enfocarnos en las cosas negativas: en lo que NO hiciste, en lo que otros “te hicieron” (que en realidad no TE hacen, ellos hacen y tu decides reaccionar de forma tan dramatica), en lo que NO TIENES, o lamentarte por lo que (según tu) NO PUEDES hacer…. Pero ¿vale la pena enfocarte en estos negativos? ¿Cómo pa que? ¿Qué ganas? ¿A dónte te lleva ese enfoque? A ningún lado, entonces, desechado.

Enfócate!

Tampoco se trata que vayamos por la vida llorando y sufriendo por todo. Se trata de que nos demos cuenta cómo le hacemos para cambiar nuestro estado de ánimo estos días que estamos medios gruñones o enfadados, y tengamos muchos más días buenos, y tengamos más herramientas para transformar nuestro propio estado de ánimo, y por ende, nuestro día, que al final, transformar un día tras otro representará muchos días buenos y eso se traduce en un cambio positivo en nuestra vida. Y de eso se trata esto ¿no? De tener una mejor vida.

Así que enfócate en lo que importa.

Un abrazo!
Addy


Agregar un comentario



Corredora, yogui, triatleta y ahora blogger de bienestar. Experta en Cambio Organizacional. Mercadóloga de profesión, deportista de corazón. Comparto lo que he aprendido en este camino del deporte y la vida sana por si a ti también te sirve.

FOCUS POCUS - bienmecuido.com