El traslado hasta el punto de salida de la natación era complicado, entonces decidimos ubicarnos en un punto donde pudiésemos ver un tramo del recorrido en bicicleta y después movernos rápido para ver a los atletas corriendo. Es el Ironman 70.3 de Cozumel.
Nos ubicamos en el centro de los carriles en la carrera, y era una ubicación perfecta porque podíamos ver tanto a los que apenas iniciaban la carrera, como a los que venían de regreso. Todos tenían que pasar por nuestro punto porque era un circuito de 5kms de ida y 5kms de vuelta. El total a correr en la competencia son 21kms, después de haber pedaleado 90kms, y después de haber nadado 1800mts.
No es una competencia sencilla. Es una competencia que requiere mucha preparación y fuerza física, pero también mucha fortaleza mental. Sobre todo mucha fortaleza mental.
Había atletas que desde que los vimos en la segunda vuelta de la bicicleta ya traían la cara desencajada, con gesto de dolor, de desencanto, como si la fuerza les empezase a faltar. Y había atletas que por el contrario, traían la sonrisa en el rostro y disfrutaban cada momento, sin importar que hubiese un calor tremendo o demasiada humedad. Desde mi muy personal punto de vista y mi nula experiencia en esta distancia de triatlón, creo que eso ya marca una diferencia, porque habla de cómo enfrentarás la siguiente etapa. Claro, yo no he pedaleado 90kms en bicicleta en competencia.
Compramos hielo, agua, chocolates, refrescos. Todo listo para poder ofrecer «algo» al triatleta que lo necesitara durante su trayecto en la carrera cuando pasara cerca de nosotros, y así lo hicimos . Vimos pasar a todos los atletas en su primera vuelta, después de regreso y en el inicio de su segunda vuelta, para finalmente verlos metros antes de llegar a la recta final y cruzar la meta. Hubo atletas que hicieron menos de 5hrs en la prueba completa, pero hubo atletas que hicieron casi el tiempo límite (8 horas 30 minutos).
Se por experiencia propia que el cansancio físico te pone en un estado mental distinto. Y eso vi hoy: hombres y mujeres con un estado mental inquebrantable, con una fuerza de voluntad que no cualquiera tiene, y que va más allá de las capacidades físicas. No puedo imaginarme lo que es estar haciendo ejercicio de forma constante por más de 6 horas. De verdad requiere una fortaleza mental más allá de lo «normal».
Hoy se que estas competencias se llaman IronMan, porque los atletas son de hierro. No se rinden. No se dejan vencer. No se quiebran. Lo intentan hasta que lo logran. No importan si están acalambrados de la pantorrilla o del muslo, si el calor los está derritiendo, si tienen que bajar el ritmo de la carrera o pedir vaselina porque las rozaduras los están matando. Pueden continuar 6hrs, 7hrs u 8hrs hasta lograr el objetivo de cruzar la meta.
Vi atletas jóvenes, mayores, hombres, mujeres. Un atleta ciego, Marco, que iba corriendo con Mike como guía. Un atleta que traía en silla de ruedas a otro atleta con alguna enfermedad que no le permitía hacer la competencia por si mismo. Otro más con silla de ruedas, que no se dejó vencer por más que la fuerza le fallaba en los brazos. Otro más con prótesis de pierna, Rubén, al que todos aplaudimos ya desde el restaurante, porque nos habíamos movido del sitio donde estábamos, porque llevaba ya más de ocho horas de competencia. Si esos no son hombres y mujeres de hierro, no sé que son.
Hubo muchos que en muestra de compañerismo regresaban por los que se habían quedado atrás, recorriendo entonces mayor distancia que los otros. Vimos muchos a los que se les hizo un nudo en la garganta cuando chocamos las palmas con ellos y gritamos su nombre en la recta final alentándolos a seguir. También hubo muchos a los que no dejamos detenerse, a los que les dimos masaje para soltar el calambre, a los que les pusimos hielo dentro del trisuit para llevar mejor el calor, a los que bañamos con esponjas llenas de agua fría, porque entendemos lo que es estar en una competencia y que alguien tenga un gesto que te haga seguir varios kilómetros más.
Además, como bien decía Luis, que alguien tenga un gesto lindo contigo cuando estás compitiendo, es una imagen que te acompaña por muchos kilómetros y cambia tu estado mental, y eso se agradece montones porque te hace pensar en otra cosa, te hace poner la atención en otra cosa que no sea en tu adolorido cuerpo.
Hubo quienes nos dijeron: ¡es mi primera vuelta! con mucha angustia porque veían el recorrido eterno, y los vimos terminar la competencia con más de 7horas de ejercicio constante en el cuerpo.
Vimos a conocidos y extraños. A las familias que levantaban las pancartas y gritaban su nombre para impulsarlos. A los hijos que corrían a ver a sus padres y darles un subidón de energía. Todos con la firme intención de lograr su objetivo y cruzar la meta sin que importe el tiempo en el que terminas, siempre y cuando termines.
Hoy fue un día inspirador. Inspirador y satisfactorio. Choqué tantas veces las palmas con los atletas que tengo energía recargada para las siguientes semanas. Se me salieron tantas lagrimas con la emoción de los atletas, que volvería a echar porras el día de mañana si fuera necesario por volver a sentir esa emoción. Ver a los atletas no rendirse a pesar de las expresiones tan intensas e incluso dolorosas en el rostro, me hace confirmar que nuestro único límite somos nosotros mismos. Me hizo feliz poder ayudar, junto con todo el equipo, a que el trayecto de carrera de estos atletas que compitieron hoy fuera un poco más cómodo, más llevadero. Románticamente me hace pensar que los ayudamos a llegar a la meta. Aunque en realidad, fueron ustedes atletas, los que hoy me ayudaron a mi a reconocer la importancia de la fuerza de voluntad y la fe en un mismo.
Felicidades Ironmans! Todo mi reconocimiento y admiración.
Gracias a todos los que estuvieron presentes hoy y ayudaron a cada uno de los atletas que tuvimos la fortuna de ver, animar y apoyar.
P.D. Gracias Maritza por ayudarme con las fotos!!
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