Maraton-es

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Tomar la decisión de correr un maratón es cosa seria. Puede ser que para este momento de tu vida hayas corrido muchas carreras, incrementado la distancia cada vez más, mejorado tus tiempos y por eso decides ponerte a ti mismo este gran reto. Correr un maratón no es cualquier cosa. No se parece en nada a las carreras de distancia menor. Y por más maratones que hayas corrido, ningún maratón es igual a otro.

Un maratón no es solo la distancia a recorrer el día de la carrera. Un maratón son muchos kilómetros de preparación previos a ese día, con la correcta dosificación para llegar con las piernas fuertes, pero no cansadas. Con la correcta calendarización para que el cuerpo también haya tenido oportunidad de descansar después de tanto entrenamiento, y con la correcta planificación del “entrenamiento invisible” como dice mi coach: una buena alimentación y descanso de calidad durante los muchos kilómetros de entrenamiento.

Existen muchas teorías respecto al entrenamiento “ideal” para correr un maratón: si hacer tiradas largas, si no correr tanto, si correr fondos incluso la semana antes del maratón, si hacer dos semanas de tapering, si llevar al cuerpo al extremo… ¿Cuál es la mejor? La que a ti te funcione. Y eso no lo vas a descubrir hasta que hayas cruzado la meta, sabiendo que pudiste terminar, y si lograste terminar en el tiempo deseado o no, y llegaste en buen estado físico, es decir, sin estar para recoger con pala.

Hoy en día existen muchas opciones de planes de entrenamiento para maratón que ofrecen los mismos maratones. Y hay planes muy buenos. Yo creo que es mejor llevar todo el entrenamiento de la mano de un coach que entienda tus objetivos, y poco a poco vaya conociendo tu cuerpo para saber qué tanto exigirte al entrenar, con la intención de que des lo mejor de ti en la carrera. El coach tiene la habilidad y la experiencia para identificar si te estás esforzando lo suficiente, o si te estás excediendo. Caer en sobre entrenamiento es muy fácil, y por más información que leamos al respecto, puede ser que no te des cuenta si estás sobre entrenado, o bien, si te quedaste por debajo de tu potencial porque por temor a excederte, fuiste más reservado. Se trata de llegar al maratón en tu mejor forma física, pero también en tu mejor forma mentalmente hablando.

Y es que yo creo que justo en la parte mental radica la parte más difícil de un maratón. Tu cabeza necesita tantos meses de preparación como tu cuerpo, incluso puede que más. Primero empezamos con los entrenamientos largos, que puede ser que los hagas solo. ¿Qué haces tantas horas contigo mismo? ¿En qué piensas durante tantas horas? La verdad es que tienes oportunidad de pensar en absolutamente todo. Si ese día tus pensamientos se dirigieron hacia las cosas positivas, seguro experimentarás felicidad, alegría, optimismo, resolución, fortaleza… pero como tu cabeza se haya ido por un pensamiento poco favorable que te recuerde situaciones dolorosas o de enojo o angustia, experimentarás tristeza, ira, impotencia, vulnerabilidad, derrota… Y tu ritmo de carrera subirá o bajará en función de tus pensamientos. ¡Incluso tu postura al correr cambia de acuerdo a tus pensamientos! De ahí la importancia que entrenes la mente durante los fondos, y aprendas a darte cuenta de hacia dónde te están llevando tus pensamientos y puedas escapar de ahí rápidamente y redirigirlos hacia la luz.

Además de estos pensamientos sobre tu vida y experiencias, tu cabeza debe tener la capacidad de mantenerse alerta de lo que está ocurriendo con tu cuerpo, y seguir el itinerario de lo establecido: mantener el ritmo adecuado, observar si hay algo que te molesta a nivel físico (alguna rozadura, una piedra, etc.) consumir la hidratación o el gel en el tiempo planeado, darse cuenta si necesitas más hidratación o más geles, si todo va bien con el estómago, si la técnica es la adecuada, si no estás taloneando en exceso, si mantienes una correcta respiración, si no te estás jorobando mucho, si ya te dio hambre… Pero además, tu cabeza también estará atenta al entorno: los paisajes, la gente, la ruta, el clima, ¿en qué kilómetro va a estar la porra? ¿Dónde hay hidratación? Aquí cayó agua, ¡cuidado, vete por el otro lado!

Es un ejercicio continuo de revisar con atención adentro y afuera. Es decir, darte cuenta cómo estás tú, pero también cómo está el entorno y los factores externos. Y eso hay que hacerlo constantemente durante 42,195mts. Prepararte para un maratón te hace conocerte más a ti mismo. Saber si eres organizado, planeador o más bien del tipo improvisado que se deja llevar y que luego puede (o no) resolver los imprevistos en el camino.

Los imprevistos en el camino. Esos se cuecen aparte. ¿qué imprevistos se te ocurren? Seguro te pueden pasar los que no pensaste. Se acabó la hidratación, se te cayeron los geles, te apretaron las medias de compresión, te cayó mal el desayuno, llovió, se te desataron las agujetas mil veces, te dieron calambres (aun cuando en el entrenamiento nunca te hayan dado, te pueden dar) no prendiste tu reloj, te rozó la playera… Y claro, frente a un imprevisto hay un sentimiento de frustración imposible de frenar en el momento. Pero tienes dos opciones: lamentarte de lo que está ocurriendo, o pensar rápido en cómo resolverlo y continuar. Algo adicional que debo decir es que cuando estás cansado físicamente, parece mucho más complejo resolver imprevistos: no es lo mismo un imprevisto al km 10, que un imprevisto al km 32. Tu cabeza estará más “ágil” en el km 10 que en el 32. Pero es justo ahí donde tienes que sacar tus propios recursos y demostrar de lo que estás hecho. Es justo ahí donde se define un maratón.

Para mí, correr es un acto de voluntad. Pero un maratón te enseña de lo que eres capaz de lograr con esa voluntad. Porque terminarlo o no terminarlo depende completamente de ti, de tu estado físico, pero sobre todo de tu fortaleza mental. Disfrutarlo o no disfrutarlo es completamente opcional, aun cuando te hayan sucedido las peores catástrofes. Vibrarlo es una decisión personal. Tu decides cómo vivir tu maratón. Y por más que lo entrenes, lo planees, trabajes en tus “pensamientos ancla” y entrenes tu mente (lee este post sobre entrenamiento mental), te lleves tus geles y hayas probado tu outfit completo, deberás tener la capacidad de improvisar si algo no sale de acuerdo al guión. Nada de paralizarse. Nada de siquiera pensar “NO PUEDO”. Porque si piensas que no puedes, entonces no podrás. Y aquí no venimos a correr un maratón para abandonarlo a medio camino. Aquí venimos a correr un maratón porque queremos ser maratonistas, y además de que nuestras piernas están preparadas, nuestra mente también lo está, y pondremos todo el corazón para lograrlo.

Te comparto algunos tips que a mí me hubiera gustado saber antes:

 

1. Siempre dan nervios. No importa si es el maratón uno o el 27, siempre dan nervios. Disfrútalos e intenta controlarlos con respiraciones profundas y pausadas.

2. Llega con tiempo a tu corral de salida. Si aparece algún imprevisto tendrás oportunidad de resolverlo si llegas con tiempo suficiente. Y además podrás calentar. La emoción y ver a otros corredores hace que se nos olvide calentar, pero intenta no olvidarlo.

3. Ve al baño antes de salir de tu casa. Los baños en la salida estarán llenísimos y conforme más se aproxime la hora de salida, más llenos estarán. Lleva un poco de papel por si te ves obligado a usar los baños de la salida.

4. Cuidado con lo que comes la noche de la carga de carbos. Evita las pastas muy cremosas, te puedes enfermar del estómago. Si cenas demasiado pesado y no estás acostumbrado, también puedes enfermarte del estómago.

5. Desayuna. Desayuna lo que desayunaste durante todos tus entrenamientos. Si no desayunaste nunca, ya tienes tarea para el próximo maratón. En este ya no improvises.

6. Lleva tus geles y tu propia hidratación. No sabes si en la carrera habrá hidratación suficiente y si el producto que den de hidratación te hará bien al estómago. Lleva un gel de repuesto por si se te cae, o por si encuentras un corredor que lo necesite más que tú. Toma agua de cada puesto de hidratación si te es posible, y dale un par de sorbos aunque no tengas sed, necesitas mantenerte hidratado. (ojo con la basura, evita accidentes).

7. No pruebes cosas nuevas el día del maratón. Si nunca corriste con medias de compresión, no experimentes ese día. Corre con el mismo outfit, tenis, y accesorios con los que hiciste tu fondo más largo (siempre y cuando nada te haya molestado, claro está).

8. Apégate a tu plan. Pero ten la mente abierta para improvisar si fuera necesario. La improvisación puede hacer que termines tu maratón o no. Abraza los imprevistos como experiencias, y no pierdas de vista que el objetivo es terminar sano y salvo.

9. Monitorea tu cuerpo constantemente. Observa cómo estás, cómo te sientes, si te va a dar calambre, si tienes hambre, si tienes sed. Atiende tu hambre y tu sed antes de que te den, es decir, hidrátate constantemente, y lleva algo por si te da hambre. LLEVA PASTILLAS DE SAL Y CONSUMELAS ANTES DE QUE TE DEN CALAMBRES. Podemos pensar: a mi no me van a dar, si entrenando nunca me dieron. Sorpresa! Si te pueden dar. Lleva pastillas de sal y tómalas en el km 28, no está de más.

10. Observa a tu alrededor e interactúa con los espectadores. Te dan una dosis de energía extra con sus porras y gritos de ánimo, y siempre tienen algo que ofrecer: un plátano, gomitas, un gel. Cuida de no tomar algo que pueda caerte pesado. Y cuida también ser cortés con ellos, porque su única intención es apoyarte a ti y al resto de los corredores.

Listos o no, allá vamos. Disfruta al máximo cada maratón que tengas la bendición de correr. No es la misma persona la que sale en el disparo de salida que la que cruza la meta después de haber recorrido 42,195mts. Ese recorrido te renueva, te fortalece, te hace crecer, te hace ganar humildad, te hace soltar lo que traes cargando, te hace sonreir, te hace llorar, te hace sufrir y te lleva a la gloria. Te hace ver de qué estás hecho, para lo bueno, y para lo malo. Cuando cruces la meta, serás una mejor versión de ti mismo. Y serás maratonista.

Comparte conmigo tu experiencia, me encantará leerte.

Un abrazo.

Addy.

 

P.D. Te comparto aquí la historia de mi primer maratón 😉


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Corredora, yogui, triatleta y ahora blogger de bienestar. Experta en Cambio Organizacional. Mercadóloga de profesión, deportista de corazón. Comparto lo que he aprendido en este camino del deporte y la vida sana por si a ti también te sirve.

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