¿Te caes bien? ¿Te agradas? ¿Eres el tipo de persona con el que te gustaría pasar el día?
Claro, depende qué día. Si es un día bueno seguro si, pero si es un día malo, de esos en los que te levantas de mal humor, ¡hasta tu querrías salir huyendo!
Y es perfectamente normal, pues dentro de este hermoso paquete que eres hay condensadas cualidades positivas, agradables, lindas, pero también cualidades negativas, feas y muy desagradables. No es exclusivo tuyo, ni mío, a todos nos pasa lo mismo. Tenemos cosas buenas de las que seguro nuestras madres presumen, y cosas menos buenas que nos gustaría dejar guardadas en el último cajón del armario.
Somos una hermosa mezcla del yin y el yang. Y creo que justamente ahí radica nuestra belleza: en aprender a mantener el equilibrio entre esta dualidad que tenemos.
¿Conoces esta dualidad en ti? ¿Sabes cuáles son tus cualidades más sobresalientes y cuáles son los “detalles” para guardar en el cajón?
Lo pregunto como autoreflexión, pensando en que gran parte del problema de autoaceptación que tenemos está relacionado con el hecho de que tal vez no nos conocemos a nosotros mismos tan bien como creemos. Nos vemos a nosotros mismos a través de los ojos y los juicios de los demás, y no de los propios. Entonces si los demás opinan: eres muy gruñon, tú vas por la vida dándote a ti mismo el adjetivo de “ser gruñon”, pero, ¿en realidad eres gruñón?
Es como cuando la mamá presume del hijito de 5 años, alaba y exagera sus cualidades deportivas porque para las mamás somos los mejores del mundo, pero en el colegio nadie quiere que formes parte de su equipo de futbol porque eres muy malo. ¿Qué verdad tomamos por cierta sobre nosotros mismos? ¿La de nuestra madre donde nos compara con Messi, o la de nuestros crueles compañeros de colegio que jamás nos dejan jugar en su equipo? Tal vez resulta que fuiste a entrenar muchos años, y la resiliencia te hizo sobresaliente en este deporte y hoy eres muy hábil en el futbol. O tal vez, decidiste cambiar de deporte y descubriste que eres más hábil para natación.
En ambos casos, lo que en realidad importa, es el concepto que formaste sobre ti mismo: soy buen futbolista, o, no tengo habilidades para el futbol, pero una vez que fuiste y jugaste futbol muchas veces, no solamente basado en los comentarios que hicieron de ti. Ahora, es importante decir que esta cualidad sobre ser buen futbolista o no, tal vez no es la más relevante, pero si lo pensamos, somos la suma de otras 823 cualidades que poseemos y que muy probablemente si definen rasgos importantes de nuestros comportamientos y nuestra personalidad
¿Sabes cuáles son esas cualidades en ti? ¿Podrías hacer una lista de 10 cualidades que posees?
Solemos ser muy duros con nosotros mismos, muy autocríticos, muy “pichicatos” a la hora de reconocernos cosas positivas. Pero, si tú mismo no te reconoces las cosas positivas y valiosas que tienes, ¿quién esperas que lo haga?
Reconocerte las cualidades positivas es un ejercicio de humildad y honestidad para contigo mismo, un ejercicio de aceptación, y amor propio, donde te ves con el corazón y tienes la capacidad de identificar qué cosas buenas tienes, para qué eres bueno, o qué puedes ofrecer a los demás, desde tu propia óptica, desde el autoconcepto que ya tienes de ti mismo. Si te es difícil encontrar estas cualidades en ti mismo, tal vez deberías revisar y trabajar tu autoconcepto, porque invariablemente TODOS tenemos cualidades que reconocernos, y me refiero a cualidades humanas, no a rasgos físicos ni a cuestiones materiales. O sea, en la lista de las 10 cualidades no pongas: soy pecosa, o soy alto, sino un rasgo de tu carácter/personalidad o cualidad que te defina.
Yo por ejemplo, soy alegre. Me despierto contenta y me es fácil estar de buenas todo el día, riendo y sonriendo por todo, con una alegría genuina, de esa que viene desde adentro, del corazón, y sin razón aparente. Y claro, descubrir que soy alegre ha sido un proceso largo, porque he pasado desde ser la “escandalosa” en la casa, hasta ser la “simple” en la escuela; y entonces aprendí a quitarle los adjetivos calificativos que me ponían los demás (incluso cuando estos adjetivos me los ponían con amor) y aprendí que soy alegre, aprendí a reconocerme como una persona alegre, y además, me gusta ser alegre.
Entonces, la cosa interesante es que identifiques en ti mismo estas cualidades, que podríamos decir son las razones por las que te caes bien, estas razones por las que te gustaría pasar el día contigo mismo, por las cuales te invitarías a tomar un café. Uno de los principios de metafísica dice que “cómo es adentro es afuera” y en la medida en la que tu te sientas contento contigo mismo, los de tu entorno se sentirán contentos contigo. En la medida en la que tu te reconozcas las cualidades positivas que posees, los demás podrán ver todas estas cosas positivas en ti. Así que deja de juzagarte tan rudo, y haz la lista de 10 cosas positivas y prepárate para mostrártelas a ti mismo, y después, al mundo. Si somos capaces de reconocer cualidades y belleza en otros, ¿por qué no empezamos con nosotros mismos?
Otra cosa maravillosa en todo este asunto es que tenemos la capacidad de evolucionar. Tus cualidades de hoy no son tus cualidades de hace 10 años, ni de hace 5, seguro con los años has ido sumando cualidades a tu persona que te hacen hoy mejor de lo que eras hace 5 años. Y esa evolución seguirá, y en 5 años no serás el mismo que eres hoy, ni tendrás las mismas cualidades que tienes hoy, seguramente tendrás muchas más. Y si hay cualidades específicas que quieras desarrollar, seguro que puedes lograrlo con trabajo, conciencia y constancia. De la misma forma que aquellas cosas que no te gustan de ti mismo puedes trabajarlas y aprender a controlarlas, para que aparezcan menos, o tengan menos presencia en ti.
Puedes ser todo lo que te propongas. Puedes aprender a desarrollar aquellas cualidades que para ti son valiosas e importantes, y convertirte en una mejor versión de ti mismo. No necesariamente se trata de hacer cambios radicales, se trata de evolucionar, de tomar lo que ya eres y llevarlo a un siguiente nivel, con conciencia y con amor.
Enamórate de ti. Conquístate. Descubre y redescubre todo eso bueno que tienes para dar y compartir, y permite que el mundo conozca tu magia.
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