Un logro inesperado

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Llevaba 2 maratones. Y para mi era hora de probar un reto nuevo: hacer un triatlón. Decidí hacer el triatlón olímpico en Cozumel: nadar 1500mts., pedalear 40kms, y correr 10kms. Nunca me había planteado un objetivo tan a largo plazo, y empezando literalmente de cero en la nadada y en la pedaleada, ¡ni siquiera tenía bicicleta!

El entrenamiento para este objetivo me hizo lograr mi mejor tiempo en maratón. Desde mi perspectiva, así como en las carreras deberías correr 10 y 21ks antes de correr un maratón, en el triatlón deberías competir en la distancia súper sprint (400 nadando, 10 en bici y 2.5kms corriendo) y sprint (750 nadando, 20 en bici y 5ks corriendo) antes de debutar en la distancia olímpica, porque debes familiarizarte con los tres deportes, las transiciones, y todo lo que implica practicar esta disciplina.

La distancia súper sprint planeamos hacerla en Tequesquitengo, que se realizaría en julio. Puedes leer la crónica completa de cómo me volví triatleta en este link. Sin embargo, no tuve la fuerza mental para concluir la competencia, me asusté en el agua y me salí. Si bien es cierto que el sentimiento de frustración fue enorme al final de la competencia, era el miedo el sentimiento que más me invadía: ¿tendría la capacidad de hacer Cozumel, con una distancia de nado tres veces mayor? ¿Cómo iba a lograr dejar de temerle al agua?

Buscamos un triatlón que pudiese hacer antes del mes de Octubre, que era la fecha de Cozumel, y ya no tenía muchas opciones. Encontramos el triatlón de Bacalar, que se realizaba en el mes de septiembre, justo un mes antes de Cozumel. Era mi última oportunidad para probarme en triatlón antes de mi gran objetivo, así que pusimos manos a la obra y planeamos todo para competir en Bacalar, en distancia sprint.

Un logro inesperado

Bacalar es catalogado como Pueblo Mágico

Bacalar es un pueblito ubicado a 40kms. de Chetumal, en el estado de Quintana Roo, en el sureste de México. Tiene una laguna preciosa, que lleva el mismo nombre (Laguna de Bacalar), y también se le conoce como “Laguna de 7 colores” porque la tonalidad de azul va cambiando de acuerdo a la profundidad del agua. Es un lugar hermoso. Ese año era la primera vez que se hacía el triatlón en Bacalar, con 200 competidores en sprint y 200 en olímpico.

El viaje

Un logro inesperado

Luis en el aeropuerto con las bicicletas

El viaje a Bacalar fue muy divertido porque nunca habíamos viajado con bicicletas. Aprender a guardar las bicicletas en las cajas, viajar en el taxi con esas cajas para bici que son realmente grandes y poco manejables, pasar la revisión en el aeropuerto (tuvimos que abrir las cajas para inspección, y luego volver a cerrarlas!) fue una odisea. Al llegar a Chetumal, rentamos un coche en el que apenas cupieron las cajas con las bicis, manejamos hasta Bacalar, llegamos al hotel (que no tenía aire acondicionado por cierto) y fuimos a ver el sitio desde donde saldríamos en la competencia porque yo tenía que conocer el terreno y sentirme un poco más confiada o moriría de pánico en la competencia, sobre todo con mis antecedentes.

 

Al llegar a recoger los paquetes, vimos el sitio donde saldríamos y nos preparamos para hacer una vuelta de nado de reconocimiento. Yo hablé mucho con la señora laguna, para pedirle que me dejara competir, y que me ayudara a lograr mi objetivo. No quería morir de miedo, ni que mi cabeza me volviera a paralizar, así que con todo el respeto y la decisión que cabía en mi, hicimos el nado de reconocimiento. Todo salió bien.

Un logro inesperado

Todo listo la noche previa a la competencia

Alistamos todo esa noche para no olvidar nada al día siguiente. Intentamos dormir tan bien como los nervios lo permitieron. Nos despertamos muy temprano, nos vestimos y estábamos listos para la competencia. Dejamos las bicicletas en la zona de transición, y ya solo faltaba esperar el disparo de salida de la categoría en la que competiríamos cada uno. En triatlón, los hombres salen antes que las mujeres, entonces Luis y yo nunca salimos juntos.

 

La competencia

Sonó el disparo de salida de mi categoría y nadé. Hablé con la laguna gran parte del trayecto, y pensaba en mi brazada, en mi respiración. Contaba mis brazadas para salir a respirar, y de vez en cuando sacaba la cabeza para asegurarme que iba en la dirección correcta. Primera boya. Vas bien, no eres la última, aún hay más chicas nadando. Conteo de brazadas y de respiración. Señora laguna, ya casi. Segunda boya. Y supe que lo lograría. No me salí del agua. Tampoco fui la última en salir. Buen trabajo!

En la bicicleta no soy muy hábil, entonces me rebasaron muchas personas que salieron después de mi en el agua. En esta competencia también participó mi amiga Jess Bahena, (a quien quiero montones) quien me rebasó en la bici, y su amigo Mario, que como regalos de cumpleaños 50 hizo su primer triatlón. Me saludó cuando yo iba hacia la primera vuelta en bici, y él ya venía de regreso. Lo tomé con calma, porque para mi la prueba más difícil estaba superada: no me había salido del agua.

Terminé la bici bien. Tampoco fui la última, pero si era de las competidoras del final. Ya solo faltaba correr 5kms. Me puse mis tenis, mi visera. La cangurera ya la traía puesta desde la bici. Comí golden berries y almendras, y empecé a correr. Hacía mucho calor, mucha humededad. La ruta de la carrera eran 2 vueltas, así que podías ver corredores todo el tiempo.

Y empecé a correr. Y mi ritmo era muy bueno. Tan bueno que rebasé a Jess, que había salido a correr antes que yo, y a muchos otros competidores que estaban delante de mí. También a Mario. Y eso me animó mucho a mantener el buen ritmo, y me hizo pensar: yo soy corredora, así que este es mi momento. Y corrí tanto como pude. Incluso rebasé a Luis poco antes de cruzar la meta.

Vimos a Mario y a Jess entrar a la meta, nos tomamos fotos, nos acostamos en el pasto a estirar y fuimos a la premiación, que se llevaba a cabo en el mismo lugar.

Un logro inesperado

Con Jess y Mario

Cuando estaban premiando a las categorías anteriores a la mía, yo veía a las chicas que subieron a pódium y pensaba: a ella la rebasé en la carrera, a ella también, a ella también. Y cuál fue mi sorpresa que cuando llegaron a mi categoría, ¡yo resulté ganadora del segundo lugar!

¡No lo podía creer! El triatlón anterior que había intentado no lo pude concluir porque me asusté en el agua y me salí, y ¡ahora era segundo lugar! ¡Wooow! Sí que fue una sorpresa.

Un logro inesperado

Mi pódium!

Sobra decir que nunca planee ganar. Para mi ese triatlón era la prueba de fuego previa a Cozumel: necesitaba saber que podría nadar en aguas abiertas. Pero ganar segundo lugar de mi categoría ha sido por mucho una de las mejores experiencias porque me hizo aprender que puede ser que en algo no seas fuerte, pero eso no te hace débil.

 

A veces hay que dejarse sorprender. Hay que confiar en los entrenamientos que hacemos, y en el empeño que le ponemos a los objetivos que nos trazamos. Podemos llevarnos gratas sorpresas. No hay que olvidar ser agradecidos con todo y todos los que te ayudan directa o indirectamente a lograr tus objetivos. Yo estoy infinitamente agradecida con la señora laguna por dejarme nadar en esa competencia.

Un logro inesperado

Mi manera de agradecer a la señora laguna fue llevarle unas lindas flores rojas

¿Y tu? ¿Has tenido un mejor desempeño del que esperabas en alguna competencia?


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Corredora, yogui, triatleta y ahora blogger de bienestar. Experta en Cambio Organizacional. Mercadóloga de profesión, deportista de corazón. Comparto lo que he aprendido en este camino del deporte y la vida sana por si a ti también te sirve.

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