La vida es un ratito

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La definición para esta semana es intensa. Ha sido una semana emocionalmente muy intensa, y mi manera de reflexionar es escribiendo porque me ayuda a poner mis ideas en orden y a darme claridad.

Hasta siempre preciosa!

Un mensaje de whatsapp el martes a las 6 de la mañana me hizo recordar la fragilidad de la vida: Yv murió de un paro cardiaco.  El lunes por la noche todavía le mandé el entrenamiento de la semana con el respectivo audio larguísimo explicándole lo que haríamos y por qué. El maratón de Lima era el objetivo. Hablamos el domingo, después de su entrenamiento. Y el martes, cuando llamé a su celular, me contestó su hija para confirmarme la terrible noticia.

Podríamos pensar que los corredores tenemos más “garantías” de una vida larga, saludable y feliz, pues cuidamos más nuestra alimentación y comemos “saludable” y nos ejercitamos. Pero a veces el universo simplemente tiene otros planes. Mi cabeza está llena de preguntas que difícilmente tendrán respuesta, y mi corazón sigue muy apachurrado. Pero he intentado transformar estas emociones en aprendizajes y en eso estoy.

La vida es un ratito, como dice Juanes en su canción. La vida es hoy, es ahora, es este momento. Nadie nos garantiza que tendremos un mañana, que vamos a despertar, o que vamos a poder tener nuestra rutina de manera normal. Nadie nos dice que los nuestros estarán ahí mañana. Somos un soplido, seres frágiles, pero con posibilidades infinitas. Así que vive. Vive hoy. Vive ahora. Ama. Ríe. Disfruta. Deja de posponer tus planes. Deja de retrasar tus sueños. ¿Qué es lo primero que te viene a la cabeza cuando lees esto? Eso que te viene a la cabeza hazlo, ahora, hoy. Empiézalo ya mismo. Porque este momento es lo único que tenemos seguro.

Ama.

Vivimos planeando. Soñando. Queriendo lograr. Queriendo hacer. Deja de querer hacer y haz. Ponles fecha a esos sueños, y traza el plan de acción. Define en este momento cuál será el primer paso. Y empieza a hacerlo ahora. Deja de posponer. Pensar: empiezo el lunes. Lo hago en febrero. Mi abuela paterna tenía una guitarra. Y un día le dije: «abuela, ¿por qué no tocas la guitarra?», me dijo: “porque no se, tengo que aprender”. Yo respondí, ¿por qué no tomas clases?  Ella dijo: “cuando se me curen mis piernas tomo clases”. ¿Saben cuándo aprendió a tocar la guitarra? Nunca. Y ella tenía la guitarra. Era cuestión de hablarle a un maestro a que fuera a su casa, y empezar. Aún no entiendo qué tenía que ver la guitarra con la salud de las piernas, para mi, fue el pretexto para posponer algo que quería hacer, y eso no lo entiendo aún. ¿Y saben qué? Yo quiero tocar guitarra y ni siquiera tengo una guitarra.

El asunto es que siempre  dejamos todo para después. No solo lo que queremos. También lo que no queremos. Estamos descontentos con el trabajo que tenemos, pero seguimos ahí, esperando a que mágicamente llegue algo mejor porque nos da miedo salir de nuestra zona de confort. Estamos en una relación terrible y esperamos que las cosas cambien por arte de magia, pero no tomamos la decisión de alejarnos porque nos da miedo quedarnos solos el resto de nuestras vidas. Tenemos situaciones cotidianas difíciles que simplemente seguimos soportando porque no tomamos la decisión de cambiar nuestro entorno. Se perfecto que el cambio no es fácil. Lo triste es que ni siquiera lo intentamos. ¿Y entonces qué hacemos con nuestra vida? ¿Somos infelices y frustrados? ¡Valiente manera de vivir!  Pero, claro, el camino hacia lo que nos hace felices puede parecer duro, difícil, complicado, con mucho trabajo por delante. Mejor quedarnos sentados cómodamente viendo cómo se nos pasa la vida.

Ayer fue mi cumpleaños. Los cumpleaños me hacen inmensamente feliz porque son un recordatorio de la fortuna de estar aquí, rodeada de amor, de mi familia, de mis amigos. Soy muy afortunada y lo agradezco enormemente.   También me gustan los cumples porque son el inicio de un nuevo ciclo. Me permiten ver cuánto he crecido y aprendido en el último año, qué mejoras internas he tenido, y en qué áreas de oportunidad tengo que seguir trabajando.  Pero, esta semana aprendí que no tengo que esperar a que sea mi cumpleaños para iniciar un ciclo personal. Todos los días son el inicio de un ciclo. Todos los días son una oportunidad para trabajar en mi, para crecer, para decirles a los míos cuánto los quiero, para disfrutar y vivir al máximo, para comer lo que se me antoja, para soltar aquello que me hace la carga más pesada. 

Vive!!

Porque claro, esta vida tiene cosas maravillosas, pero también tiene cosas difíciles y duras. Experiencias difíciles y doloras que seguramente nos han marcado. Sin embargo, hoy estoy aún más segura que debemos dejar de cargar cosas que nos estorban: culpas, enojos, rencores, odios. Si tu corazón está lleno de cosas negativas, ¿cómo cabrán cosas positivas?  Perdona a quienes tengas qué perdonar, habla con quienes tengas que hablar, reconcíliate con quien te tengas que reconciliar. Arregla los malos entendidos. Pide perdón si ofendiste. Seguro estás enojado con alguien y ya ni te acuerdas de por qué. Entonces, ¿qué caso tiene seguir enfadado? Los sentimientos negativos no valen la pena. Llena tu corazón de sentimientos positivos.

Cada día es una oportunidad. No mañana, hoy. Abraza a tu mamá, dile lo mucho que la quieres y ve a verla. Disfruta a tus hermanas, amalas y arregla lo que haya que arreglar. Disfruta a tu abuela, vete a desayunar con ella un día a la semana como tienes planeándolo tantos años. Besa a tu amor tanto como puedas. Abrázalo, acarícialo. Deja de pelear por tonterías. Deja de darle importancia a cosas que no la tienen. Escríbele a tus amigos, cuéntales de tu vida. Inscríbete a clases de patinaje sobre hielo. Disfruta la mañana soleada con tus perros. Consiente a tus sobrinos. Termina tu día satisfecho, contento, feliz de lo que hiciste, de lo que lograste, de lo que aprendiste. Si no ayudas a los demás, deja de estorbar. Y por el contrario, si está en tus posibilidades, ayuda. Pero ayuda de forma genuina, desde el corazón.

Enfoca tu energía en lo que importa. Ha sido mi mantra personal los últimos años, un gran aprendizaje que ha traído la práctica de yoga a mi vida. Pero hoy lo es más. Enfócate en lo que es importante, en lo que suma, en lo que te hace feliz, en lo que te ilusiona y entusiasma. Pon ahí tu atención, tus pensamientos y tu corazón. Deja de escuchar/ver cosas que te hacen perder el tiempo y no valen la pena, que te hacen sentir frustrado y pequeño. No eres pequeño. Nadie lo es. Tienes virtudes maravillosas y cualidades únicas que te hacen especial. Aprovecha eso para impulsarte y seguir y perseguir aquello que quieres. Hoy. Hazlo hoy. No sabemos si el mañana llegará.

Pues lo dicho, la vida es un ratito. Asegúrate de bailar lo suficiente, de reír tanto como puedas, de amar intensamente, de aprender muchas cosas, de compartir lo que sepas, de ayudar cuando puedas, de sonreir constantemente, de ser amable y amoroso con los demás, de trabajar en ti mismo para que seas una mejor de ti mismo todos los días. Y lleva a los tuyos muy cerca de tu corazón y diles todos los días lo mucho que los quieres.

Ríe!!

Por cierto, ya leíste esta entrada? 😉 Exhala y suelta lo que no necesitas 


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Corredora, yogui, triatleta y ahora blogger de bienestar. Experta en Cambio Organizacional. Mercadóloga de profesión, deportista de corazón. Comparto lo que he aprendido en este camino del deporte y la vida sana por si a ti también te sirve.

La vida es un ratito