¿Más es realmente mejor?

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A ciencia cierta no sé en qué momento me volví tan intensa con el ejercicio. Tal vez cuando me quedé sin trabajo e ir al gimnasio era lo único que me hacía levantarme temprano en vez de quedarme acostada en mi cama enojada con el mundo por las injusticias, lamentándome de mi situación de desempleada. Total que entrenaba entre dos o tres horas diarias: body combat, correr, body pump, body step, rpm, fuerza en el gym, body balance, yoga. Naty y Brocko, mis entrenadores de ese entonces, eran (y siguen siendo) inspiración pura.

Y empecé a sentirme fuerte. La fuerza la relacionaba directamente con la intensidad y la cantidad de ejercicio que hacía: me gustaba sentir el corazón muy acelerado, a punto de salirse por mi garganta y hacer ejercicios que fueran retadores, difíciles, sudar a chorros, que me ardieran los músculos. Porque eso para mi, como para muchos, era entrenar “bien”: entrenar mucho, y muy duro. No podía ser de otra manera, seguro lo estaba haciendo de maravilla, y estaba fortísima, porque el esfuerzo que yo percibía cuando entrenaba, era como de 10 (en una escala de 1 a 10).

Menos es masCuando empecé a correr, me ocurría lo mismo: corría todo lo que podía. Cada vez más y cada vez más rápido. Me inscribía a carreras casi cada semana, y en todas quería lograr un mejor tiempo, o intentar una mayor distancia. Y seguía haciendo clases, ejercicios funcionales, y todo lo que se fuera acumulando, porque el objetivo parecía ser no parar. Y ese no parar seguro me haría mejor corredora.

Con el tiempo, me aburrí de las clases y las fui dejando poco a poco. Correr se volvió más importante, y entonces corría más. Corría todos los días. A veces distancia, a veces fartleck, a veces cuestas en el castillo de Chapultepec. Otros días, al final de la sesión de carrera, hacia ejercicios funcionales para ganar más fuerza en las piernas. O al menos esa era la intención. Y seguía corriendo carreras los domingos, tantas como podía. Cada vez de mayor distancia: más 15ks, más 21ks.

Menos es masY es que cuando te adentras en este mundo de las carreras, se vuelve adictivo. Te enganchas con todo el “ritual” que hay detrás de una carrera: recoger el paquete, acordar con los amigos el punto de reunión, elegir la ropa adecuada, alardear sobre lo fuerte que entrenaste, presumir el tiempo que harás, llenarte de energía con los gritos de los espectadores, conocer la ruta de memoria, mejorar tus tiempos respecto a la última carrera, y si no lo lograste, culpar a la ruta, a la cantidad de gente, al calambre, al desvelo… El asunto pareciera ser seguir corriendo. Aun cuando el lunes estés en fisioterapia porque corriste más de lo que debías o no recuperaste bien, y estás lesionado.

Al principio pensaba que esta adicción a las carreras ocurría solo con las distancias cortas y “fáciles”: 5ks, 10ks, incluso 15ks. Pero cada vez más me encuentro con corredores haciendo 21ks con mucha frecuencia, e incluso algunos haciendo maratones a diestra y siniestra, como si el objetivo único fuera acumular kilometraje en las piernas, participar en las carreras y tener la medalla que compruebe que corriste tal o cual maratón/carrera. Tantos como sea posible.

Pensaba que quienes corren más de un maratón por año son una especie superdotada: ¡deben tener poderes especiales para poder entrenar y correr más de un 42,195kms por año! Ahora se que todos tenemos un concepto distinto sobre “entrenar” para un maratón, y que el hecho de que yo siga siendo muy respetuosa con la distancia por el esfuerzo que implica y el desgaste al que sometes al cuerpo con el entrenamiento y la competencia, no es algo que otros maratonistas vivan igual, porque ya no le dedican el mismo tiempo al entrenamiento o preparación, y entonces corren maratones sin necesariamente estar bien preparados para ello, o sin haber entrenado lo suficiente. Y me vuelvo a preguntar, ¿correr más maratones/carreras es realmente mejor?

Supongo que, como en todo, depende de la perspectiva de cada quién. Depende de los objetivos que buscas al correr: ¿buscas mejorar? ¿buscas obtener la medalla? ¿quieres romper tu propia marca? ¿se trata de presumir tus carreras/tiempos/fotos en redes sociales? ¿te gusta la satisfacción de correr? ¿te emociona sentir tu corazón a punto de salir de tu garganta? ¿pretendes ganarle a alguien?

En julio 2016 me lesioné empezando el entrenamiento para mi segundo maratón del año. Con esta lesión, he tenido que cambiar mi chip de la intensidad: entrenar más no es necesariamente mejor. Y no solo me refiero a correr, me refiero a cualquier entrenamiento.

He aprendido que puede ser que el corazón no se te esté saliendo por la garganta, o que no sudes a chorros, y no por eso, no estás haciendo un buen entrenamiento. También he aprendido que ejercicios que parecen MUY simples, en realidad no lo son y trabajan tu músculo de una forma diferente y necesaria.  Y ese ejercicio que tu creías tan simple, en realidad te deja agotado por el esfuerzo realizado. Menos es mas

El cuerpo tiene necesidades diferentes en momentos diferentes, y no todo se trata de entrenar de forma explosiva, con un esfuerzo del 200%, pasando por todas las máquinas del gimnasio, corriendo más de 10kms. Se trata de tener un entrenamiento más inteligente, que se pueda aprovechar mejor, que tu cuerpo pueda asimilar de mejor manera, para entonces ver avances en la fuerza o en la velocidad, en vez de solo cansarte.

Hay tendencias en entrenamientos para correr que te impulsan a correr todo el tiempo, todos los días, y acumular distancias largas: 30-32-35kms como parte de un entrenamiento para maratón, por ejemplo. Lo valioso se vuelve el kilometraje acumulado durante tu semana, y entonces mientras más kilómetros sumes, mejor. Claro, están los enfoques en sesiones de velocidad y fuerza, pero corres básicamente 6 días a la semana.

Mi primer maratón lo corrí de esa manera: corriendo prácticamente todos los días de la semana, con sesiones de fartleck, y cuestas, y sumando distancias largas los fines de semana. Si hice fondos de 28-30-32-35kms. Y no me fue mal. Yo quería correr una distancia muy próxima a los 42ks porque quería saber cómo reaccionaba mi cuerpo a esa distancia hasta entonces desconocida. Y el resultado no fue negativo. No me lesioné, no tuve sobre entrenamiento. Puedes leer la historia de este primer maratón aquí.

Menos es mas

Para mi tercer maratón tuve un entrenamiento distinto porque en realidad estaba entrenando para el triatlón de Cozumel, y correr el maratón de la Cd. De México fue parte del entrenamiento. Y ese año, hice mi mejor tiempo. La diferencia fue básicamente que no corría todos los días, pero sí corrí fondos largos. Además, hice mucho crosstrainning, es decir, combiné el correr con otras disciplinas: bicicleta y nadar. Entonces mis piernas ganaron fuerza en otros músculos y eso me ayudó a correr mejor. La historia del triatlón de Cozumel está aquí, por si quieres leerla.

Las nuevas tendencias en entrenamiento para correr, impulsan a correr menos. Menos kilómetros, menos veces a la semana, menos fondos largos, más tiempo de recuperación o tapering, mejor calidad en el descanso y en la alimentación. Y mucho crosstraining para no entrenar las piernas corriendo hasta el agotamiento y no generar los llamados “kilómetros basura” que son kilómetros que corres sin un objetivo específico, es decir, corres solo por correr.

Un buen entrenamiento es aquel que tiene un objetivo específico, que sabes y entiendes por qué lo estás haciendo, para qué lo estás haciendo, qué beneficios esperas lograr. Además, le das a tu cuerpo el tiempo para asimilarlo y notas el avance o la mejoría. No te desgastas sin razón, no te sobre entrenas, ni llevas a tus músculos al agotamiento extremo solo por el gusto de sentir el esfuerzo máximo, porque claro, se vuelve adictivo sentir que te esfuerzas al máximo cada vez, aunque no siempre sea necesario.

Menos es más

Pasa lo mismo con las carreras: tienes claro qué carrea quieres correr, por qué motivo y con qué objetivo la vas a correr, en vez de solo correr por correr. Y no es que esté mal correr por correr, solo considera que puedes estar sumándole kilómetros a tus piernas sin que estos se traduzcan en un beneficio real para tu condición física o tu fuerza.

Para mi, entender que más no es necesariamente mejor, ha sido un proceso lento, que sigo asimilando todos los días en cada entrenamiento porque yo quisiera salir a correr 25kms, y luego hacer una rutina de pierna mega intensísima que me deje los cuádriceps molidos, y luego 2hrs, de yoga para estirar bien, y al día siguiente volver a repetirlo y estar lista para correr dos maratones en un año y calificar a Boston. Pero ese entrenamiento donde sólo siento que el nivel de esfuerzo es alto, no necesariamente va a ser el mejor, ni va a sumar en mi resistencia o mi fuerza, ni me va a hacer llegar al objetivo que quiero.  Además, no puedo perder de vista que, en mi caso particular, tengo una lesión. Y si me descuido, mi lesión volverá a aparecer y no quiero estar fuera de circulación 7 meses más. Entonces, vamos con calma, pensando inteligentemente lo que hay que entrenar, y siendo muy certeros a la hora de elegir las carreras que quiero correr. Prefiero correr pocas carreras bien seleccionadas y con un buen desempeño, que volver a correr carreras cada domingo sin lograr avances notorios y excediendo la presión que mi rodilla puede soportar.  Pero claro, esta es mi muy personal perspectiva porque creo firmemente en cuidar el cuerpo y hacer buen uso de él, porque es el único que voy a tener toda mi vida.

¿Tú cómo entrenas? ¿Para ti más si es equivalente a mejor?


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Corredora, yogui, triatleta y ahora blogger de bienestar. Experta en Cambio Organizacional. Mercadóloga de profesión, deportista de corazón. Comparto lo que he aprendido en este camino del deporte y la vida sana por si a ti también te sirve.

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